Mire usted que hay diferencia entre ambas.
En esto del vivir, te encuentras con muchas clases de gente pero con muy poca que tenga clase.
En la primera se elige los géneros. Uno elige si quiere pasar por la fase de la envidia, por ser egoísta, por ser demasiado protectora. Por andar por la calle atacando .De alguna manera uno elige hacer daño.
Entre la fauna de esta clase de gente, encontramos a los que caminan con el ceño fruncido, enfadados con el mundo y de paso conmigo que no sé nada al respecto y por mucho que intentes deshacer el malentendido, más se enfadan para acabar cogiendo la puerta , saliendo y dejándote con un par de narices.
Otros son salvajes que intentan “comerte” en cuanto te das la vuelta. Y una ya aprendió a llevar machete para abrirse camino entre la maleza, aunque es verdad que muchas veces esta es tan espesa que cuesta quitarse de encima a las alimañas que se esconden en tu propia debilidad.
Aún estoy con los cursillos de aprendizaje que, según dicen las instrucciones, duran años y años. Incluso suelen salir heridas en la mano de tanto intentar salvar las situaciones. Pero se sigue luchando, gateando también se avanza.
Aquellas que calladas tiran piedras con ametralladora, las que engañan con palabras hermosas adornadas con el calor de unos cubitos de hielo y sacadas del mismísimo infierno, las que ejercen de mantis religiosa engañando con besos y caricias falsas mientras te atrapan entre sus patas prometiéndote la mejor tela de araña y el amor eterno (nunca mejor dicho).Vamos, que te regalan las letras R.I.P mientras susurran un te quiero.
Si me empeño, le juro, que podría decirle muchas más clases de gente, tantas como documentales puedan emitir en la BBC. Y de todos ellos, hay que escapar. Son toxinas que afectan a cada parte de nuestro cuerpo.
La clase ni se compra ni se vende. Tampoco la puedes sacar de una chistera por mucho que lleves sombrero para aparentar. No es el perfume que te pones ni la vestimenta cara , aunque le diré un secreto: hasta con zapatillas de andar por casa, el que la lleva, la mantiene.
La clase no se puede quitar ni siquiera cuando te dejan desnuda no sólo de ropa, en ese caso, levantas la cabeza y andas como una reina.
Con la clase no se comercia ni se negocia. Se tiene o no se tiene, te enseña como comportarte en situaciones adversas, en las críticas. Te moldea, te acaricia, coquetea contigo.
La clase no la puedes pedir en la iglesia, ni tampoco te la dará el cura de turno que te está confesando tus pecados por mucha penitencia que hagas, por muchas limosnas que entregues.
Ese tipo de clase de la que hablo, te hace ser mejor persona, te permite ayudar a los demás, mantenerte erguida aunque tu interior este destrozado por el daño colateral de esta clase de gente que carece de la clase necesaria para decir la verdad.
Sí, definitivamente, hay clases de gente y gente con clase. Lástima que me encuentre con tan poca de esta última. A seguir buscando y sobre todo, a disfrutar de la que ya está a mi lado.
En esto del vivir, te encuentras con muchas clases de gente pero con muy poca que tenga clase.
En la primera se elige los géneros. Uno elige si quiere pasar por la fase de la envidia, por ser egoísta, por ser demasiado protectora. Por andar por la calle atacando .De alguna manera uno elige hacer daño.
Entre la fauna de esta clase de gente, encontramos a los que caminan con el ceño fruncido, enfadados con el mundo y de paso conmigo que no sé nada al respecto y por mucho que intentes deshacer el malentendido, más se enfadan para acabar cogiendo la puerta , saliendo y dejándote con un par de narices.
Otros son salvajes que intentan “comerte” en cuanto te das la vuelta. Y una ya aprendió a llevar machete para abrirse camino entre la maleza, aunque es verdad que muchas veces esta es tan espesa que cuesta quitarse de encima a las alimañas que se esconden en tu propia debilidad.
Aún estoy con los cursillos de aprendizaje que, según dicen las instrucciones, duran años y años. Incluso suelen salir heridas en la mano de tanto intentar salvar las situaciones. Pero se sigue luchando, gateando también se avanza.
Aquellas que calladas tiran piedras con ametralladora, las que engañan con palabras hermosas adornadas con el calor de unos cubitos de hielo y sacadas del mismísimo infierno, las que ejercen de mantis religiosa engañando con besos y caricias falsas mientras te atrapan entre sus patas prometiéndote la mejor tela de araña y el amor eterno (nunca mejor dicho).Vamos, que te regalan las letras R.I.P mientras susurran un te quiero.
Si me empeño, le juro, que podría decirle muchas más clases de gente, tantas como documentales puedan emitir en la BBC. Y de todos ellos, hay que escapar. Son toxinas que afectan a cada parte de nuestro cuerpo.
La clase ni se compra ni se vende. Tampoco la puedes sacar de una chistera por mucho que lleves sombrero para aparentar. No es el perfume que te pones ni la vestimenta cara , aunque le diré un secreto: hasta con zapatillas de andar por casa, el que la lleva, la mantiene.
La clase no se puede quitar ni siquiera cuando te dejan desnuda no sólo de ropa, en ese caso, levantas la cabeza y andas como una reina.
Con la clase no se comercia ni se negocia. Se tiene o no se tiene, te enseña como comportarte en situaciones adversas, en las críticas. Te moldea, te acaricia, coquetea contigo.
La clase no la puedes pedir en la iglesia, ni tampoco te la dará el cura de turno que te está confesando tus pecados por mucha penitencia que hagas, por muchas limosnas que entregues.
Ese tipo de clase de la que hablo, te hace ser mejor persona, te permite ayudar a los demás, mantenerte erguida aunque tu interior este destrozado por el daño colateral de esta clase de gente que carece de la clase necesaria para decir la verdad.
Sí, definitivamente, hay clases de gente y gente con clase. Lástima que me encuentre con tan poca de esta última. A seguir buscando y sobre todo, a disfrutar de la que ya está a mi lado.
Excelente artículo Guardiana.
ResponderEliminarLas 'Mantis' son relaciones tóxicas de las que nos tenemos que alejar discreta, serena y alegremente.
¡Bendito trabajo el de vivir y aprender a discernir lo veraz de lo inválido!
Un beso de La Maga
Mi querida Maga, la diferencia, es que ya sabemos diferenciarlas. Y como vos ya sabéis, aunque no tenga sombrero, ( lo regalé), la clase nunca debe faltar.
ResponderEliminarMi inmenso abrazo desde este Faro
enhorabuena, no había conectado nunca con estos artículos qu están llenos de contenidos muy profundosAnimos,continúa ...Besos
ResponderEliminarLas y los mantis, por favor. Hoy he tenido un llamada-llanto de una amiga, de ésas que salvan la lejanía pero te dejan la oreja machacada. Al final, como dice La Maga, todo se resume en la experiencia (discreta, serena y alegremente), aunque es la preparación para superarla lo que cuenta. Uno nunca está preparado para el primer encuentro, pero se aprende aunque no te hayan enseñado. Es crucial. Y, cuando te toca, ofreces como medicina tu experiencia.
ResponderEliminarBesotes a ambas.
francamente,cuanto bien me hace su lectura,nunca podras imaginar cuanto.Estoy en un momento crucial en mi vida
ResponderEliminarLa intención de estas letras es tan simple como la necesidad de sentirme bien , de sacarlas fuera, pero cuando una recibe letras como las suyas, me anima a seguir cambiando esta vida a golpe de latidos.
ResponderEliminarLe deseo mucha suerte, le agradezco sus palabras
ESTA TAN BUENO QUE LO PUSE EN MI FACEBOOK !!
ResponderEliminarMUY BUENO EL ARTICULO,LO PUBLIQUE EN MI FACEBOOK (CARMEN PATRICIA ELLENIUS)
ResponderEliminarEn verdad te entiendo ,es dificil encontrar gente con clase que ayude a los demas y tenga la cabeza en su sitio,y lidiar con escorias de personas es hasta cansado ,pero bueno nada mejor que leer un poco del tema para recobrar fuerzas al saber que hay gente bien ;)
ResponderEliminarLa cuestión es que hay gente de esa clase , es la que nos acompaña en nuestro camino.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!