Verano y
todo el mundo a la playa. Todo un año esperando y ahora que nos vamos de
vacaciones nos levantamos a las 8 de la mañana para ir a plantar la sombrilla y
toalla.
Los
primeros de la playa, en primera
línea sin importarnos mucho los que tranquilamente están disfrutando ya de paseos sin molestar.
Aproveche y
lleve la nevera portátil ya que su marido
la traslada encima los hombros,
un par de sillas para estar más cómodos. Añada los juguetes de los niños para
que hagan castillitos donde voy a
tropezar, los flotadores con formas de
enormes ballenas, patos sonrientes y alguna lancha tipo ejército. Por favor,
que no se le olvide la mesa camping.
Tortilla y filetitos empanados. De postre
sandía que va a apretar el calor. Cervezas y agua. Mucho hielo.
¿Llevan la
radio?
Durante el resto del día se van a dedicar a gritar a
los niños que no se metan tan adentro, a
la parienta que le abra una cerveza, a reírse con los amigos mientras se juegan
una partidita sentados en esa mesa que abarca
cinco toallas.
Radio Olé o
Cadena Dial no paran de lanzar canciones que cantan a trío mientras parten las
tortillita y hablan de las vecinas.
-Niñooooo,
¡vente pa´ca! Como te vea tu padre te vas a enterar.
Y mientras
tu intentas leer el último libro best seller que te has comprado para relajarte, que ni siquiera llevas música
porque quieres escuchar el rumor de las
olas.
En ese
intento de escuchar te pasas media
mañana quitándote la arena que los críos que sin miramiento echan al correr a bañarse, te quitas de la toalla
la ballena maldita que cayó a tu lado por esa ráfaga de levante que surgió de
la nada y te concentras en las olas que
parecen se fueron a otra playa más tranquila.
Ay! Qué bonito
es el verano para muchos llevando todas
estas cosas. Haciendo todos los días la misma película, rodando escenas que se
quedan en tu recuerdo para el largo invierno.
Pero discúlpeme
ustedes que este año he cambiado de cine y me he ido a Versión Original. Que
también hay que practicar idiomas.
Este verano tranquilamente me he ido a 50 km
de la playa normal para irme a una donde el español poco se escucha. Alquilando
mi hamaca y mi sombrilla. Con la única preocupación
de mover mi querida hamaca para que la
sombra me acaricie, sin radio y sin voces. Arena blanca, aguas turquesas y un
granadino que me cobra mientras me dice el restaurante de confianza donde ir a comer.
El resto; silencio,
tranquilidad y algunas palabras que no entiendo de ruso y alemán.
Gracias por
hablar bajito. Hasta el niño rubio encantador casi albino grita bajito. Así da gusto mientras me leo el
periódico del domingo y su pertinente suplemento.
Este también
es mi verano, aunque esté a punto de terminar .Que de veranos y vacaciones hay
muchas. Cada oveja con su pareja.
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