"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


martes, 25 de agosto de 2009

Sed de ti






Es curioso pero cuando te dejo, cuando te vas, al regresar a casa tomo la botella de agua porque mi boca está sedienta.

Pensé al principio que quizás fuera por consumir tres cervezas, pero ese es un engaño pasajero, pues ahora casi nunca las tomo. El vino ayuda, pero no vacío la botella, por lo que descarté a éste también.

No pensé mucho más allá para saber que la sed que me acecha en la noche cuando te vas es tu ausencia, la falta de ti y tus cosas.

Lo de beber agua es la excusa perfecta para saciar lo que aún no se ha probado, o si lo he hecho, es para evocar el sabor de lo que quedó temerosa de no volver a paladearlo.

Aunque sinceramente tampoco creo que necesite muchas excusas para beber de ti, es más, diría que ninguna, pues el mero hecho de estar a tu lado ya colma no sólo ese deseo, si no todos mis sentidos y sería absurdo si no disfrutara del tremendo regalo que me ofreces.


Mientras admiro ese delicado gusto de lo que ha sido y será pienso en cada gesto, cada mirada, cada palabra que de una u otra manera me cubrió, que me regalaste agudizando el resto de sentidos antes dormidos y hoy ávidos de beber.


Y así voy hoy, entre el desierto y el mar sabiendo que mi oasis queda justo en medio, justo donde estás tú, donde quiero estar. Y aún estoy sedienta.

sábado, 15 de agosto de 2009

Cosas que se quedan a tu lado




Permanecen palabras que no quisieron o no pudieron salir por muchas razones. Esas mismas palabras que espero te envuelvan y te acompañen camino a casa mientras deseo que hablen por sí mismas para que conozcas qué es lo que quería decirte.


No te asustes, pues esos términos quizás te hablen de locuras que quiero compartir, puede que te susurren lo hermosa que estás hoy, posiblemente se acerquen a tu oído para musitarte que me gustas y otras sugieren absurdos que sólo se me ocurren a tu lado.

Las que menos proponen incluso tocar la luna con la yema de los dedos, y las que más desean rozarte.

Si sigo con la lista añadiría las muchas miradas que continúan contemplándote y que por timidez metí en tu bolsillo. Esas aún no las has visto. ¿O si?

Miradas de soslayo para que no te sientas observada, las que quieren hablarte y no encuentran la palabra correcta, la frase idónea. Alguna ojeada a lo que no son tus ojos, como por ejemplo tus dedos, tus manos.

Entonces aprovecho para meterte en el otro bolsillo los pensamientos que quiero se vayan contigo esta noche, te abracen en este anochecer y persistan durante el día. Éste y todos.

Añado sin que te des cuenta algunos suspiros evitados pero sentidos para que te acompañen si te encuentras sola. Y si por casualidad alguna vez piensas en mí y se escapa alguno de tu boca, que te hagan compañía cuando no estoy a tu lado.

Desnudándome de vergüenza te confieso que alguna caricia que tenía entre mis manos también ronda por tu figura intentando fascinarte.Inclusive, al escribirlo, lo hago bajito por si a uno de esos roces se le ocurre cautivarte y mudarse cómodamente a algún rincón de tu piel.

Shissss. ¿Cómo lo haré la próxima vez que te vea?


Lanzaré una pregunta al aire con la esperanza que llegue a ti, como la anterior; si ahora tomo las palabras, las miradas, caricias y suspiros, ¿seré capaz de enredarte, de envolverte de esa manera que deseas?









jueves, 6 de agosto de 2009

Peligro: Corazón trabajando





Este corazón no pone en el pecho un cartel de cerrado del 1 al 31 de agosto, ni siquiera un fin de semana, porque parece que trabaja a tiempo completo 365 días al año más uno en los bisiestos.

Aquí en el barrio han cerrado la carnicería, el bar donde leía el periódico y el señor poco amable de la panadería. Incluso el mendigo del semáforo de la entrada a Madrid que vende ese semanario tampoco estaba esta mañana cuando pasé. Pensé que él también se merecía esas vacaciones sin esquina, sin tiempo contado entre cambios de color del disco,con su eterna mueca entre los coches cerrados a cal y canto de amabilidad o sonrisas.

Parece que hasta yo me tomo unos días para escapar de este calor que me asfixia, una excusa tonta con compromiso adoptado mientras sé que tú también te vas. Eso sí, al parecer este órgano se empeña en tener vida propia y se queda aquí. ¿Para qué?

Por más que intento hablarle siempre me encuentro con respuestas nulas para mis diversas preguntas. Eso sí, se queda mirándome con actitud budista, con esa cara de no haber roto un plato, con esa condición zen de estar todo bien, en su lugar,con la seguridad de hacer lo que debe a cada momento.

Vamos, con esa misma cara que algunas veces dan ganas de partírsela, pero seamos francos, quién hace eso con el corazón? Y lo más importante, ¿cómo me voy yo sin corazón?

En uno de esos intentos por sacarle información me envió un burofax totalmente oficial para pedirme paciencia.¿ Será indisciplinado? Reconozco que me enfadé y tuve un arrebato de desasosiego, pero se me pasó cuando comprobé el cargo en mi cuenta bancaria de los 6 euros del envío.

La siguiente vez, digamos que fue un poco menos legal y me lo dijo con carta certificada que tuve que firmar religiosamente al amable cartero.

Opino que podría decírmelo verbalmente, no sé, quizás un mail que está de moda ya que sabe perfectamente mi dirección y contraseña. También me valdría una nota en mi almohada al despertarme (no pido ya la rosa, caray), o un post it en el espejo del baño escrito con mi barra de labios. ¿Tanto le cuesta esos detallitos a este corazón mío?

Como no tengo nada de esto, he decidido aceptar su decisión de seguir trabajando por aquello que quiero y deseo. Sé que un día me regalará lo que tan pacientemente ha cultivado. Ni más ni menos.

Por si acaso voy a ahorrar alguna moneda, no sea que la próxima notificación sea aún más oficial y no sepa como pagarla.