"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


viernes, 31 de julio de 2009

El deshollinador







Cuando de muy jovencita leía Momo, me encontré por primera vez, conscientemente, con los hombres grises.

Si de aquella Momo escapaba de ellos como alma que lleva el viento, no voy a ser yo menos, que tengo unos pocos años más que ella.

Sin tortuga que me pertenezca, algunas veces aparecen en mi vida por arte de magia (y sin ella), poniéndome trabas a todo aquello que intento hacer. Hombres grises, días grises.

En estos días nada responde, ni yo, ni el resto de botoncitos que vitalmente están colocados estratégicamente en cada parte de mi cuerpo.

Todos fallan, excepto uno.

El botón rojo que nada tiene que ver con la alarma nuclear (pero como si lo fuera), el botón rojo de alarma. Ese se pone a sonar con un aullido desesperado para que haga algo, y pronto.

Entonces yo, más tarde o más temprano, me pongo el casco y el mono de trabajo para que todos los niveles vuelvan a estar equilibrados, para que todo regrese a su lugar. Es una fuga de emociones, una escapada del optimismo hacía el fondo que no tiene fin hasta que yo diga basta. Algo que tengo que atajar.

Me pongo también los guantes, no sea que me queme con tanto desánimo o que el frío témpano de la desesperanza me atrape para convertirme en una escultura de esas que se esculpen para deleite de los que pasan por allí. Y para deleite, con vuestro permiso, el mío.Luego lo comparto.


En algunas ocasiones, reconozco que me cuesta que los grises, grises hombres con sus sombríos días se vayan. Es entonces cuando mi cara se pone negra del hollín que está suspendido alrededor, y yo, me transformo en un buen deshollinador que se afana en limpiar su chimenea. Vamos, en todo un espectáculo me convierto, eso sí, con mi sombrero.

Me pregunto si no será todo tan fácil como pensar, guiñar o pestañear dos veces para introducirse de nuevo en la escena en la que el deshollinador baila claqué con varios pingüinos que son camareros en un hermoso merendero en el que me gustaría estar.

Así debería ser, tan simple, tan sencillo.Tengo que seguir acicalando.

En cualquier caso, un buen deshollinador que se precie, intenta siempre tener su chimenea bien limpia. En igual medida que siempre aparece Mery Poppins que le canta y anima.

Mientras sigo con la faena, he de decir que ya conozco a mi "particular" Mery Poppins ,que por cierto, tararea de maravilla.


Aún me falta verla bailar, pero todo se andará. Quizás cuando mi chimenea reluzca.








domingo, 26 de julio de 2009

Me debes un sueño


O te debo yo muchos, me lo aclaras tú ?

No sé lo que sueñas despierta, pero ansío saberlo uno de estos días.

Yo no sé que darte, porque de esos (los sueños) estoy bastante llena, pero me falta averiguar a ciencia cierta ,de qué manera, de qué forma, son los tuyos para que se amolden a los míos.

Imagino, pienso, pero parece que por el momento nada se acerca a lo que deseas aunque sospecho que pronto los tuyos y los míos se encontrarán.

Mientras te miro pienso en miles de sueños y tengo miedo a que nada se parezca a eso que anhelas, y entre mirada y mirada, me invento uno nuevo que se queda en mí porque no sé cómo decirte que en el sueño que quizás te debo, estás tú.

Te correspondo un sueño y cada noche, al acostarme pienso en cuál regalarte a lo largo del siguiente día. Intento mil y una tretas para satisfacer tus sueños, y a veces pienso que no soy capaz de llegar siquiera allí dónde comienzas a soñar. Quieres enseñarme tú?

Mientras pienso en cuál regalarte me paseo de puntillas por los distintos colores para pintar el exacto, con el matiz preciso, con el tono justo para que tus ojos se queden prendados de un sueño que deseas.

También suelo examinar mis pensamientos por si en alguno de los recovecos se me quedó algo que aún no te dije. Dios!!! Cuántas cosas por expresar aún sin saber como liberar las palabras que presas están.

Ensayo en las noches miles de suspiros, miles de palabras e imágenes para regalarte, pero cada amanecer se quedan en mi pecho porque me cuesta llegar a ti, encontrar el camino y no quiero buscar ningún atajo. Reconozco que el miedo atenaza aún mis deseos.

Te debo cientos de sueños que aún están por cumplir, que quiero que se hagan realidad a mi lado, todos esos que tú también, estoy segura, sueñas y que compartiremos.

Lo mejor de todo, es que hoy no nos obligamos a darnos ningún sueño pero deliramos con ellos.

Hoy voy a forjar el mío partiendo de una caricia, una mirada y un suspiro. La mejor base cuándo sé que esa mirada era exclusivamente para mí, cuando la caricia aún me quema y el suspiro resuena en cada rincón de mi mente.


Quizás no te deba un sueño, pero sí la capacidad de poder seguir soñando.

Me sigo preguntando qué sueñas tú.

jueves, 23 de julio de 2009

Un reloj sin hora


Tengo un reloj nuevo al que se le paró la hora esta tarde si enterarme yo de este acontecimiento tan singular.

Nunca he creído mucho en esto del tiempo, salvo que es relativo, (supongo que por quedar bien) y ahora me encuentro con un tic tac en mi muñeca derecha que no es mío.

¿Qué hago yo con este reloj que no me pertenece? Lo normal sería devolverlo, pero, ¿cómo repongo el tiempo que no está? Ay Dios, vaya dilema que tengo.

Si intento acordarme de lo que he hecho hoy, seguro que puedo ponerlo en su sitio y de puntillas restablecer todo a su dueña.

Veamos, esta mañana estuve viendo una exposición, pero el problema es que confundo colores, títulos de cuadros y dibujos de Matisse . Caray , ¿ y qué hora era esa en la que me perdía entre miradas, desnudos y odaliscas? No lo sé, ¿tenía ya el reloj en mi poder?

Recuerdo que me preguntó la hora y miré directamente mi teléfono móvil, pues cómo hace años que voy con las manos vacías de tiempo, nunca miro allí dónde se supone que debe estar.

Deduzco que para entonces el tiempo se había parado, pues es seguro que él recordaba que entre mis dedos puede escaparse sin traba alguna por mi parte.

Después, dando un paseo aparecí en un restaurante italiano donde el vino fue la excusa para trastornar mis sentidos mientras disfrutaba de la compañía. Recuerdo que entonces algo dorado ya estaba en mi muñeca, pero el tiempo seguía sin aparecer.

Cómo no cuento minutos, no sólo el sol me acompañó mientras tomaba un whisky entre butacas azul turquesa y velas encendidas.


Y de nuevo sin saber que llevaba ese tiempo que no era mío.

¿Me convertí en ladrona de un tiempo que no me pertenece?. No, no… ese tiempo fue compartido, pero la cuestión es saber cómo y cuándo se esfumó exactamente.¿Es realmente ese el tema?

Cuando el día ya se estaba retirando yo hice lo mismo, eso sí con pena, para dirigirme luego sola a casa. Ni siquiera en ese momento fui consciente de lo que traía conmigo.

Instantes después me indagó la hora y giré mi brazo: eureka, allí estaba!!!!. Entonces me di cuenta que si estaba su reloj, sin embargo, el tiempo debió correr al mismo lugar donde están ahora mis pensamientos.

Aún no sé como entregarle ninguna de las dos cosas.


domingo, 19 de julio de 2009

Por necesidad


Un pequeño gran sueño

Lo tuve hace un mes aproximadamente pero aún ronda por mi mente y mi habitación.

Son situaciones de esas absurdas donde hay mucha gente que has conocido a lo largo del tiempo. Una casa y un jardín.

Me dedico a hablar con unos y otros, mientras tú me buscas y siento tu mirada acariciándome. De vez en cuando giro la cabeza y nuestros ojos se encuentran mientras seguimos nuestras conversaciones.

Una escalera y dos personas de avanzada edad me piden ayuda, allí también estás tú para hacerlo.

El jardín y el mundo desaparecen, en mi sueño sólo queda el verde césped donde estoy sentada y tú. ¿Dónde se fueron todos?


En un instante mágico te inclinas hacía mí lentamente, como si fueran planos cortos y seguidos de una película muda. Y hablaste, apenas un susurro que escuché bien bajito:

- No me beses, por favor, no me beses

Mientras lo decías te acercabas aún más, mirándome intensamente, cada vez más cerca, mucho más-

- No me beses, por favor, no me beses

Tus labios tocaron los míos. Nos besamos y me desperté. Fue imposible tras ese sueño volver a dormir, pues en mi mente sólo estabas tú y el beso. Toqué mis labios y miré al techo. Me pregunté el por qué me pedías no besarte y tú lo hacías. No hay respuesta aún, yo no la espero pues la pregunta se quedó entre mis sábanas.

Hay veces que no hay que hacerlas para saber la réplica, o quizás el miedo me impidió hacerla .

Tardé dos horas en levantarme, y no lo hice antes porque aún estaba soñando contigo, disfrutando del instante.
Me quedé sin palabras, y he inventado estas torpemente para decírtelo. Sí, por pura necesidad lo hago, y ésta, mi necesidad, también es una buena razón.

viernes, 17 de julio de 2009

Clases de gente y gente con clase


Mire usted que hay diferencia entre ambas.

En esto del vivir, te encuentras con muchas clases de gente pero con muy poca que tenga clase.

En la primera se elige los géneros. Uno elige si quiere pasar por la fase de la envidia, por ser egoísta, por ser demasiado protectora. Por andar por la calle atacando .De alguna manera uno elige hacer daño.

Entre la fauna de esta clase de gente, encontramos a los que caminan con el ceño fruncido, enfadados con el mundo y de paso conmigo que no sé nada al respecto y por mucho que intentes deshacer el malentendido, más se enfadan para acabar cogiendo la puerta , saliendo y dejándote con un par de narices.

Otros son salvajes que intentan “comerte” en cuanto te das la vuelta. Y una ya aprendió a llevar machete para abrirse camino entre la maleza, aunque es verdad que muchas veces esta es tan espesa que cuesta quitarse de encima a las alimañas que se esconden en tu propia debilidad.

Aún estoy con los cursillos de aprendizaje que, según dicen las instrucciones, duran años y años. Incluso suelen salir heridas en la mano de tanto intentar salvar las situaciones. Pero se sigue luchando, gateando también se avanza.

Aquellas que calladas tiran piedras con ametralladora, las que engañan con palabras hermosas adornadas con el calor de unos cubitos de hielo y sacadas del mismísimo infierno, las que ejercen de mantis religiosa engañando con besos y caricias falsas mientras te atrapan entre sus patas prometiéndote la mejor tela de araña y el amor eterno (nunca mejor dicho).Vamos, que te regalan las letras R.I.P mientras susurran un te quiero.

Si me empeño, le juro, que podría decirle muchas más clases de gente, tantas como documentales puedan emitir en la BBC. Y de todos ellos, hay que escapar. Son toxinas que afectan a cada parte de nuestro cuerpo.

La clase ni se compra ni se vende. Tampoco la puedes sacar de una chistera por mucho que lleves sombrero para aparentar. No es el perfume que te pones ni la vestimenta cara , aunque le diré un secreto: hasta con zapatillas de andar por casa, el que la lleva, la mantiene.

La clase no se puede quitar ni siquiera cuando te dejan desnuda no sólo de ropa, en ese caso, levantas la cabeza y andas como una reina.

Con la clase no se comercia ni se negocia. Se tiene o no se tiene, te enseña como comportarte en situaciones adversas, en las críticas. Te moldea, te acaricia, coquetea contigo.

La clase no la puedes pedir en la iglesia, ni tampoco te la dará el cura de turno que te está confesando tus pecados por mucha penitencia que hagas, por muchas limosnas que entregues.

Ese tipo de clase de la que hablo, te hace ser mejor persona, te permite ayudar a los demás, mantenerte erguida aunque tu interior este destrozado por el daño colateral de esta clase de gente que carece de la clase necesaria para decir la verdad.


Sí, definitivamente, hay clases de gente y gente con clase. Lástima que me encuentre con tan poca de esta última. A seguir buscando y sobre todo, a disfrutar de la que ya está a mi lado.

miércoles, 15 de julio de 2009

La libertad y la voluntad




“El azar es el principio creador del Universo”

J. de Saint-Aymour

Leyendo un libro prestado me encontré con esta frase que dice uno de sus personajes. Y añade:

-“La gente cree que puede elegir sólo porque tiene varias opciones. Con frecuencia ocurre que si tienes muchas opciones crees que eres libre. Pero la única libertad posible es la libertad de elegir, cualquier tonto lo puede entender”


Vamos, que hasta yo lo he entendido .La paradoja está en que al elegir, en teoría,(y en la práctica?) ya no somos libres, entra en juego la voluntad. Y la voluntad deja de ser un acto de libertad porque es una acción consciente, mediatizada por estímulos exteriores.

Parto de la base que la auténtica libertad existe por sí misma, de manera subconsciente. Debe ser el estado más natural del ser humano, pero lo hemos olvidado porque nos preocupamos en qué elegir para confundir entre el ser y el tener.

Se puede ejercer la libertad y la voluntad conjuntamente si son distintas? Uno es libre de elegir una u otra cosa, pero al elegir escoge la que debe. Es entonces el deber una trampa social?

Deduzco que cuanta mayor certeza se tiene que se elige libremente, más se opta por lo que se debe. Y si esto es verdad….no se transforma nuestra voluntad en la voluntad colectiva?

Entonces, dónde queda nuestra libertad si al final hacemos lo que esperan los demás de nosotros? Qué se debe elegir, la voluntad o la libertad?

Vamos, que me he liado yo solita sin saber muy bien lo que digo, que una tiene la libertad para escribir y liarse , así como la voluntad para callarse. Física cuántica debe ser esto, por lo menos, y si alguien me lo explica, mejor que mejor.


Eso sí, cada día estoy más convencida que mi intención es ser lo que pueda llegar a ser, nada más………..pero nada menos

sábado, 11 de julio de 2009

Viviendo musicalmente



“Todo el Universo es música”, me dijo un día no muy lejano Leticia.

Ay va, qué estaba yo escuchando entonces?. Vale, escucho música, pero de entendida nada de nada. No sé si esto es como el vino, que sabes si te gusta o no, ( por qué a todos nos gusta el buen vino sin saber de ello?).Bueno, respecto al vino, he hecho algunas catas, por lo que un poquito sé.

Pero, se hacen catas de música? Creo firmemente que se deberían hacerlas en el colegio, si Señor. Entonces podríamos apreciar la cantidad de música que hay a nuestro alrededor y que no escuchamos. La música nos “embriagaría” pero sin tener resacas absurdas y sobre todo, dolorosas. Sin tener borracheras paradójicas.


Deberíamos saber apreciar la musicalidad que existe en la lluvia, con sus repiques en tonos menores, lentamente o incluso tristes, ó las tormentas con sus tonos mayores (a mi me encantan las tormentas). Se llamará a eso Allegro o allegro ma non tanto? .En cualquier caso, sigue siendo allegro.

Lo que quiero decir es , no quedarnos sólo en trinos de pajarillos que afortunadamente quedan en las ciudades. Ir más allá, un poquito más allá para encontrar la belleza en todo lo que nos rodea. Sí, esa belleza que algunas personas y cosas desprenden y casi nadie se da cuenta. Ni siquiera ellos mismos, lo que añade aún más encanto y hermosura de quien no es consciente de ello.

Alguien se ha parado alguna vez a escuchar como el viento acaricia las ramas de los árboles como cuerdas de violín?. Sí, conozco a varias. Incluso si te acuestas sobre la hierba y cierras los ojos, puede que una orquesta entera te toque acordes de Vivaldi con sus estaciones.

Hasta el silencio tiene su propia música, algunas veces como afonía se acerca a un Réquiem, vibrante, hermoso.

Reconozco que me pierdo con eso de los nombres que le dan con letras y números, pero como todo, debe tener una explicación.

Sí sé, en cambio, que todos esos nombres son como la vida misma: Passions ,supplice, allegros, largos, prestos, adagio, spiccatos.

Todas estas fases las pasamos nosotros y no nos damos cuenta. Entonces, por qué no hacerlo musicalmente, que será más agradable? Me pregunto como será una voz que imita al tarareo mientras habla. Voy a buscarla que seguro la encuentro.

Me admira esos auténticos genios que en un trozo de papel supieron poner con rayas y símbolos lo que sonaba en su cabeza para que hoy, otros genios puedan tocarla.

Me asombra que hasta hace poco tiempo, no era capaz de distinguir sonidos, ni escuchar tanta música a mi alrededor. Como cantaba Sabina, debía ser el ruido que me lo impedía.

En fin, me he propuesto que todos mis días sean en tono Mayor. Siento curiosidad cómo los quieres vivir tú.

sábado, 4 de julio de 2009

1+1=1



Nunca he sido buena en matemáticas, soy de letras, e incluso, algunas veces, estas se me rebelan. No quiero echarle la culpa a esta anécdota en mi vida, pues se empeña una en hacer juegos malabares con números que a veces desafían hasta la mejor ecuación de Premio Nóbel.

Lástima que aún no se haya creado un galardón en el que se premie este tesón para que sea el número correcto , quizás este sea un buen momento para organizarlo no?. Aunque adelanto que yo no sería candidata, ya no.

Me dijeron que uno más uno era siempre dos, y yo he descubierto a base de borrar en unas cuantas ocasiones, que muchas veces la consecuencia es uno. Un simple número pero el más importante, pues se trata de una misma, de tu propio yo. (en ese momento dejamos de ser un número sin valor)

Mientras ejercemos de científicos nos obstinamos en que la otra persona forme parte de nuestra vida como si fuera un seno acoplado al mismo pecho. Sin embargo se me olvidó que la proporcionalidad de la que habla el teorema, no es tal. Carece de ella. No hay relación de dos si no existe proporción en las partes. No si uno da más, y se recibe menos. No si la balanza cae peligrosamente en la parte del negativo.

Entre teoremas pasé por la hipotenusa recordando a Pitágoras y hasta el nombre se me antoja extraño al repetirlo tres veces. Imposible. Hasta los sabios en este tema (habrá doctos en esto del amor?), dicen que algo pasa con la hipotenusa ya que no tienen la misma pendiente como a primera vista se podría deducir. En consecuencia, el otro número no es tal, por lo que de nuevo, no me sale el 2 deseado tras la suma uno más uno.

Si hubiera repasado mis libros, hubiera sabido de antemano que la hipotenusa no era un triángulo a primera vista y se convierte en cuadrilátero donde cada una está en una esquina con sus guantes preparados para el siguiente combate.

Cuántos factores existen en el mundo no matemático para que se cumpla mi titulo? Cuantas veces borramos la pizarra porque no nos gusta el resultado para intentarlo de nuevo?
Me pregunto si sacamos de dentro un Einstein imaginario y escondido visto lo visto.

Se nos acaba la tiza y aún así, mantenemos esa terquedad para realizar muchas más operaciones en las que el resultado siempre es el mismo. Son relaciones "matemáticas" en las que un vector no cuadra, y el otro se gasta el sueldo en cajas de tizas, ya de colores, para seguir haciendo experimentos.

Si toda ciencia es parte de lógica, dónde se perdió la nuestra cuando no salen las cuentas? Necesitando geometría y espacio se acabaron las tizas y quemé el encerado hasta que el último logaritmo salió de mi vida.

Hay que comenzar por el álgebra elemental, la simple, para que el resultado sea el 2, un número racional y real, nada de complejos e infinitos. Ni siquiera primos. Menos aún el 3, por Dios, qué despropósito!!!

En cualquier caso, no hay que ser un gran matemático para saber, que muchas veces, la suma de uno más uno, no es dos. Por mucho que se nos antoje. Borrón y cuenta nueva.

Deduzco que en el próximo examen de matemáticas sacaré mejor nota.