"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


domingo, 13 de marzo de 2011

Rojo, par y gana





Esto de la vida no deja de ser un juego y más vale que apuestes porque la bola comienza a rodar. No es consejo porque ya se sabe que desde mi Faro no se dan ya que son gratis y todos los regalan. Yo hablo desde la experiencia y tu eliges que hacer.

Os cuento que tuve que optar por un color entre los muchos que había y mi instinto me llevó a un ramo de tulipanes rojos que paseé por Madrid un día de primavera en pleno mes de Febrero hasta que llegó a las manos que los esperaban tras un beso vergonzoso y un abrazo deseado.

El número salió solo porque yo era de impares y siempre al uno, yo misma, que no me suelo fallar y casi siempre gano .Una a veces también se equivoca en la elección y las ganancias se convierten en bancarrota dejando pobre a este corazón ansioso de amor.

Puse mi ficha en la casilla del dos en el tapete verde del destino

Seguí el rastro y encontré junto a los tulipanes un cuadro apoyado en la pared con pinceladas del mismo tono y una vela de vainilla anaranjada que vistió sus labios carmesí para la ocasión a la espera de incontables besos que no tardaron en llegar.


Aun así lo dioses de algún Olimpo por el que me paseé en una de mis muchas vidas quisieron obsequiarme con un vestido del mismo color que ya era ganador y tuve que quitarlo con manos temblorosas para saborear el fruto que me esperaba. Su sabor aún se pasea por mi boca esperándome.

Esa canica inconstante e improbable dejó de dar vueltas y paró tras varios saltos mortales. Oí una voz dentro de mí: Rojo, par y gana. Coño, esta vez había ganado y así lo anunciaba unas luces de neón, como no, de letras rojas.

Quedé tan sorprendida y deslumbrada que me busqué a mi misma para comprobar si era un sueño, broma o una deliciosa realidad. Me encontré entre dos brazos que me abrazaban, dos labios que me susurraban, dos ojos que me miraban, dos piernas que se encadenaron a mi cintura, dos palabras que me excitaron, dos pechos que me sedujeron, dos manos que se perdieron en mi cuerpo, dos entre muchas otras sonrisas que me desarmaron.

Sí, me tocaba triunfar y aposté fuerte. Rojo, par y gana.

¿ Hay trato?