"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


sábado, 25 de septiembre de 2010

Canas políticamente correctas.



Tengo un mechón de canas de número indefinido asentadas en un remolino a la izquierda de mi pelo, encima de la ceja. Uno de esos remolinos que vienen de serie al nacer y que la peluquera se empeña en llevar al lado contrario mientras ellos perseverantes regresan a su lugar al mismo tiempo que yo salgo por la puerta de la peluquería.

Yo no sé cuantas son ni me preocupo en contarlas. Las veo en el espejo al peinarme y las saludo cordialmente mientras me acuerdo del maldito duende que se dedica a pintarlas cada noche cuando me quedo dormida. Nunca supe hacer nada en mi colegio con el lápiz de color blanco, mientras él parece un especialista en trazar en las sombras una más, o dos, quién sabe, para que al día siguiente estén allí.
Es más, aún creo que el lápiz de ese tono venía en las cajas porque adornaba, o acaso sabes de alguien que pintaba blanco sobre blanco?

Observo que cuando la gente habla conmigo se fija en ese mechón blanco para acabar diciendo que ese corte de pelo me queda bien, que me hace interesante (antes no era interesante o es que ahora, cuando tengo cuatro o más canas sí me hacen cautivadora? ). Nadie se atreve a decirme poco más al respecto, salvo un osado que se atrevió a insinuar un leve parecido a cierto bicho peliculero llamado Gremlins o algo así. No recuerdo su nombre, lástima, nunca más supe de él.

Todos se quedan pensando en qué decir cuando es, sencillamente, unas cuantas canas en un pelo castaño.


Por mi parte me da reparo quitarme una con ese dicho que me salen siete más, y es que no estoy por la labor de quitarle trabajo al maldito enano nocturno que bastante mal están las cosas para dejar sin ocupación a alguien que la verdad, lo hace harto proporcionado. Por lo menos, esta que escribe está bastante satisfecha con la labor realizada, pues están todas juntitas y no deslucen.

Eso sí, pensé en pintarme el pelo de color indefinido pero no acerté con esa tonalidad.Busqué en la playa algún pigmento acorde con el blanco nieve pero no pasé de un beige que desentonaba con mi ánimo y lo descarté.

Finalmente decidí dejar trabajar al malvado retaco que se entretiene en mi cabello mientras lo imagino rompiéndose la cabeza para saber cual es el siguiente mechón a colorear. Entretanto, fantaseo con la próxima excusa que me pondrán, ensayo mi cara interesante y renuevo mi caja de colores, que nunca viene mal pintarse de cualquier color.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Recuerdos I




No es que viva una de recuerdos si no que ellos regresan de vez en cuando. Y es curioso porque no avisan. No envían esas cartas con acuse de recibo a las que me acostumbro malamente, si no que parpado y los encuentro.

Vienen envueltos en canciones que me llevan al Puerto, a Buenos Aires mientras me tomaba una Quilmes, mientras conducía en una gran avenida un día soleado camino del campo( sí , conduje en Buenos Aires), mientras cantaba al ladito mismo de Julieta Venegas Limón y Sal. Que no se pierda la clase ni siquiera allá al otro lado del mar, aún más si cabe.
Hace días un concurso de tangos me llevó a una esquina en la misma ciudad anterior; nunca vi balie más sensual, provocativo de todas sensaciones imaginables, me emocioné pensando en qué sé yo que se queda en mí, lloré y moví los pies bajo la mesa pensando en ser yo ella que se movía a ras del precipicio del placer insinuando todo y sin dejar de ver nada. Nunca vi, nunca volví a ver nada así hasta hoy ( sigo sin sentirlo y sin vivirlo, me espera Buenos Aires de nuevo) , y si escucho una nota de bandoleón agacho la cabeza esperando que me canten Garganta de Arena.

Otra canción me lleva al Puerto, a mi casa que compartía conmigo misma y a veces con la soledad. Y eso de compartir con una misma tiene su miga porque la soledad es la mejor amiga cuando se busca , y yo la buscaba. Me recuerda a noches de whisky y velas, a incienso y mucho a lágrimas que escondía en un pañuelito que desapareció quién sabe donde (por favor, no indicar si alguien lo sabe).

De mi casa de allá queda la sal de marisco y el frescor de un buen Tierra Blanca, el frenazo de la moto en la madrugada de las motos de Jeré, el color del cielo en un anochecer de tres mil en la Bahía,en Zahara, en ese Palmar que espero no descubran, la cerveza amarga cuando me dejaron esperando demasiado tiempo mientras se hablaba con otra, (dicho está que no se prometa lo que no se pueda cumplir por favor), muchas zambombás en Navidad siguiendo el imposible ritmo de palmas gitanas , catas y gusto de finos, amontillados y olorosos… también de vinagre., eso sí, seguimos en Jerez

Tres años después probar caracoles que me encantan, (ay, por qué me negué tanto), caballos al son de mi estado de ánimo y aquellos que lo cambiaban ( Pa, culpable eres de mucho de ello),pruebas de cocina para principiante de nunca Arguiñano pero sobrando gracias y formas , tardes de picnic en la playa saludando el verano en Marzo, risas y bailes en aquella alcazaba ( aún recuerdo a Catherine de un lado a otro de la pista bailando a REM en I´m Losing my religion).Por favor, sólo nosotras sabemos que nos “prestaron dos toallas de aquel 5 estrellas”

Clan Sibajas siempre ahí, siempre apoyando, decirme, aún está vivo mi naranjo, mi encina?? Joder (con perdón), que me da por llorar con estos recuerdos. Sigue viva mi imagen, mis risas, mis palabras? Quedé de alguna manera en vosotros? Se acuerda Salvi de una visita en carrito de golf a la bodega con mi cuñada? Verín puede acordarse de los colchones vendidos, de las penas desbordadas con tigo Pa?

Se acuerda la Narváez que tiene una hija perdida por Madrid? Que le confié mis penas un domingo en el Palmar pelando cebolla para una paella? Aún están sus palabras sabias en mi mente.

Te acuerda Pachi de Dos dedos, de comidas en el Bosque como si fuéramos ricas en euros, ( de lo demás nos sobra) de bailes como si nadie nos viera? Ay, que ahora me viene a la memoria la cena de gambas al ajillo porque nadie nos iba a besar y esa noche ligaste, te comiste un caramelo de melocotón para que no se notara y él era alérgico a esa fruta. Me tiraste del coche en la puerta de mi casa para irte con él. Trabajando en Sevilla, toda nuestra, descubriendo que los limones de Hotel Alfonso XIII eran de plástico (aún me cuesta creerlo). Noches con Antonio y niebla que aparecía de repente, copas en la cristalera al lado del río y palabras que se desgranaban. Qué fácil es hablar contigo! Cómo lo echo de menos! Cómo te extraño!!! Jaén y los tsunamis de olivos siempre se quedarán cortos.

Hoy vienen esos recuerdos a mi mente…Gilda supongo que la reina de la película. No duelen, pero sí hacen que se remueva algo dentro. Es mucho pedir que me esperáis un poco más? Mañana seguiré recordando……

PD. Se me queda corto esto para tantos recuerdos

PD1. Me matas por la foto, pero qué coño.... peor está la de rojo, consuélate