"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


sábado, 10 de diciembre de 2011

Doctor, ¿qué me pasa?



Va uno a la consulta del médico y cuando se sienta le dice: -Doctor, no me encuentro bien.

-Dígame, ¿qué le pasa?

.Me duele la cabeza mucho, tengo tos y por las tardes me sube la fiebre. Me duele todo el cuerpo.

-Tiene usted un resfriado.

Vamos, que esto pasa todos los días y es fácil ¿no? Entonces, ¿qué pasa cuando yo pregunto qué le ha pasado al coche? Pues que me encuentro con contestaciones tales como:

-No lo sé, no soy mecánico ó “dígamelo usted”.


Yo no quiero que me digan que tienen la trócola del eje izquierdo de la rueda derecha roto (vamos, que este es un hacha de la materia), pero ¿tan difícil es explicar que no arranca o que se ha parado en marcha? Es distinta, bien distinta una cosa de otra.


Pues es difícil. Desde el “se me ha parado”, “me ha dejado tirado”, he tenido un medio accidente ( ¿qué es eso de medio? ¿Dónde se ha ido el otro medio? ¿En la siguiente llamada?), ó se me ha escacharrado hasta el que ha tenido un poco de accidente.

Por no hablar del que confunde el orden de los factores y te cuenta “me se ha parado el cabrón este”

Aquel que entra gritando diciendo que está en mitad de la carretera y que el maldito coche no arranca que debe ser la batería. Perdone, en mitad de una carretera se para usted y ¿no le arranca? Anda ya. Y encima le dices que la batería no puede ser si iba en marcha y te contestan que qué carajo sabes tú. En fin.


Por favor, tampoco me llame diciendo que está en el parking de un “puticlub” contándome que el coche se calienta y para colmo cuando llega la asistencia no le encuentran al lado del coche porque se está tomando algo dentro .Así cualquiera se calienta.

Y si es tan amable, cuando le pregunte por la matrícula del vehículo no me devuelva la pregunta esa que odiamos de: ¿la matrícula del coche? No caballero, la del triciclo del niño que ha pinchado en la carretera.


Para terminar, como siempre, la avería más aplaudida del turno:

-¿Qué le pasa al coche señor?

-La palanca de las marchas está flácida.

Ole tus huevos (con “g” claro) querido asegurado, nunca mejor dicho.

sábado, 15 de octubre de 2011

Paleta de colores


He dejado pasar tiempo con este tema pero me he dado cuenta que cada día aparece un nuevo color en la descripción de los asegurados, por lo que finalmente me lanzo a escribir lo que tengo amenazando con una continuación.

Se pide el color para que se identifique mejor el coche por parte de la asistencia (sabes cuántos coches como el tuyo y del mismo color hay en este país?).Color a primera vista se dice y se entiende, que no necesitamos saber la retahíla tan larga e imaginativa que ponen los concesionarios (estoy segura que hay alguien que se rompe la cabeza para ponerlo y que encima cobra una pasta).

Por lo tanto, esto tan fácil como decir algo así como verde, rojo, blanco, azul, amarillo, etc. A qué es fácil? Debo perdonar a una chica que no sabía el color del coche y se bajó a mirarlo, no hay palabras para esto. Para el resto que dice este tipo de cosas que van a continuación, lo siento, no hay perdón alguno.
-Gris montaña, gris lava ¿(la lava no es roja?), gris tormenta
-Rojo infierno (nunca he estado allí, lo siento)
-Blanco ala de mosca… ¿perdón? Blanco leche (no conozco una leche que no sea blanca, por el momento)
-Verde penicilina, de las batas los médicos (el mío la lleva blanca, ¿en qué quedamos?)
-Berenjena madura (¿y cuál es el color de la berenjena “no madura”?)
-Cielo nublado (claro, depende del lugar donde esté nublado)
-Topo (¿cuántas personas han visto de verdad un topo vivo?)
-Verde o azul Venecia (depende de la hora del día, digo yo vamos, no hacerme mucho caso)
-Azul-verdoso-amarillento (aún no sé qué poner en el color del coche)
-Marrón como la “mierda” (abierto el espacio de comentarios por si queréis añadir algo más)
-Dolomita
-Aurora boreal
-Azul China (er qué?)
-Tecnecan(paso de buscarlo en el diccionario)
-Azul tirando a azul (menos mal, si fuera tirando a otro color pensaría que en vez de un coche conducías un caleidoscopio)
-Azul ignido
Y por fin, la última que me dijo una buena señora que tenía un coche que vale más de 60.000 €,….. Verde moco!!!!Por Dios, no sé cómo se le ocurrió decírmelo., Se tendría que tapar la boca… verde, verde, verde señora!!!! Que me da igual como sean sus mocos.

Ay Señor, dame más paciencia porque se me está acabando. Si me das fuerza, ya sabes lo que va a ocurrir.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Letras y más letras.



Esto de las letras a la hora decir matriculas es quizás el momento más “crítico “de la conversación. A veces me pregunto si es el teléfono o quizás nos falta un poquito más de todo.

Para no tener problemas con eso de hablar a través de un cable, se dicen las letras con una referencia que todo el mundo puede identificar. Esto es, tipo A de América, B de Barcelona…etc.

Aquí vienen algunos de los ejemplos que los asegurados pueden decir y que una que está al otro lado del la línea no sabe que escribir:

-G de Jaén

- X de sexo

-X de empate ( ¿qué pasa si no haces quinielas o no entiendes de fútbol?)

-J de Houston (Jiuston), juro y perjuro que esto es verídico como todas las que pongo

-G de huevo (esta es una de las más aplaudidas)

-O de hotel

- J de “Joliwood” ( me quedo sin palabras la verdad)

Otro ejemplo práctico es eso de repetirle las letras que te han dicho tal como: A de América, D de dedo y Z de Zamora? Y la respuesta es .No, A de abuelo, D de Dinamarca y Z de zapato. La verdad es que te quedas con una cara de idiota que no sabes que decirle.

¿No os ha pasado que le digas B de Bravo y te responda Bravo es con b?

No sé si son ellos o soy yo que no entiendo…. Por cierto, ¿os habéis enterado de lo que he dicho?

Pues tras escuchar cosas como esto puedo decir que me voy a Joliwwod tras pasar por Jiuston porque estoy hasta los guevos de escuchar todas estas tonterías. Además no sé si tengo que meter otro gol para empatar ó poner una X en mi vida y acceder a tener sexo.

martes, 23 de agosto de 2011

No sé donde estoy pero mándame asistencia



Es curioso ver como este señor que pongo como ejemplo representa a mucha gente. Sabías que el 90 % de la gente no se sabe su matrícula? De esto también hablaré-

En este caso el asegurado no tendrá más narices que salir del coche y andar en busca de un punto kilométrico para que me indique donde está. O un poste SOS que hay también en las carreteras. Cuando le dices que descuelguen deben mirarlo como algo extraño. Que si, que si lo levanta le dicen la carretera y donde está. Justo lo que necesito para enviarle asistencia!

Algunos listo me dicen que la señal está rota porque pone: M-40 luego un 4 , una raya y un tres debajo… por favor, eso se aprende en la autoescuela, es el kilómetro 4, 300 de la M-40.

También hay quien discute que en está en la salida 450 de la carretera de Andalucía pero cuando le dices que las salidas corresponden con los kilómetros te dicen que no sabes lo que dices (recordarán que están llamando a asistencia en carretera?),

Normalmente y llegados a este punto gritan que le envíes la asistencia de Madrid….. Vale buen hombre. Voy a recordar aquellos problemas que me ponían en el cole. Un tren sale a las 16:00 hrs de Barcelona a 80 km /h. A las misma hora sale uno de Madrid destino Barcelona a velocidad 90 km /h. Dónde se encontrarán y a qué hora? O acaso cree que su seguro sea cual sea y pague lo que pague (de esto también hablaré) le indica que lleva coche de asistencia detrás?

Sí, porque muchas veces tenemos que preguntar a qué hora salieron de Madrid por ejemplo para hacer un cálculo de dónde se encuentra. A qué es difícil? Tanto como saber el problema de los trenes (si no recuerdo mal, nunca supe donde se encontraban ni tampoco por qué era tan importante ese dato).

En fin, que si no me dices dónde estás o adonde vas…. Yo no puedo ayudarte porque simplemente, no sé donde carajo estás-

Por cierto y aprovechando: cuando se quede el coche parado en carretera nunca quedaros dentro. Señalizar el vehículo, poneros el chaleco y salir al arcén. Lo primero es lo más peligroso que hay aunque os empeñéis en lo contrario.

Próximo capítulo: matriculas y colores del auto.Joer, lo que me he podido reír con esto


viernes, 5 de agosto de 2011

Lecturas de verano




Como estamos en el tiempo propio del título, voy a intentar desgranar en pequeños relatos mis anécdotas como una lectura fresca y ligera a la vez que un intento de conseguir una sonrisa.
Trabajo de una empresa de asistencia en carretera en verano.Sí, esos teléfonos a los que llamas cuando te quedas tirado en la carretera y no voy a decir la compañía que es por mucho que presionéis.
Lo que sí voy a hacer es ir por partes y por temas. Este primer va a denominarse: No sé de dónde vengo, dónde estoy y a dónde voy. Parte I

Uno de los primeros problemas (el otro vendrá en el siguiente escrito) es saber dónde se encuentran los asegurados para mandarles la asistencia.
Aunque os suene raro hay gente que no sabe por que carretera va, ni a dónde, diría yo, dada mi experiencia. Si yo no los localizo, no puedo enviar nada de nada.
Conversaciones tales como:

-En qué provincia se encuentra?
-No sé si Ávila ó ya estoy en Segovia
-En qué carretera está?
-En la que va desde Carrillo a Mejías
-Sabe el número de carretera señor?
- No, no la sé
- Es Autovía, nacional , autopista o comarcal?
-Es una carretera-
-Tiene algún punto kilométrico cerca?
-No, no veo nada, mándeme la asistencia que estoy con tres niños, maletas y la tortuga
-Ya señor, pero no sé donde se encuentra, no le puedo enviar nada.- Dígame que es lo que ve para intentar localizarle
-Veo unos árboles y campo (este señor claramente cree que soy Octavio Acebes o similar y que adivino por mi bolita de cristal dónde está).
-Recuerda la última población que pasó?
-No
- Tiene idea de la siguiente población a la que va a llegar (una que tiene esperanza en el ser humano)

-No( los niños lloran , se oye a la mujer gritando que mierda de seguro tenemos que no vienen, dile que estamos en la carretera de Carrillo….la tortuga gime)-

En este punto comienzan a ponerse nerviosos reclamando que le envíe asistencia. Yo dudo si mandarle una paloma mensajera o directamente a la mierda (con perdón)
Entonces pregunto de dónde ha salido y hacía dónde se dirige.
-Salí de mi casa y voy al pueblo (ah, que bien, tiene pueblo y tiene casa pero sigo sin saber dónde coño está)


Tengo un asegurado en una carretera de número que no sé en una provincia que puede ser, tres niños una tortuga y mi paciencia en su punto límite.¿Queréis saber cómo suele acabar esto? Hay que esperar a "No sé de dónde vengo, dónde estoy y a dónde voy. Parte II". Seguro que promete









martes, 26 de julio de 2011

Cuestión de edad


Primera cuestión: me siento joven y fresca como un cogollito de lechuga.

No entiendo el por qué desde hace poco tiempo se empeña la gente en intentar en añadir años a los que tengo o en su defecto insinuar que no pertenezco a las cosas de hoy.

Veamos: tengo una compañera de trabajo de 21 años con la que a veces hablo de cosas varias.

Cuando le cuento que la ropa se lavaba en el río, que antes no había baños en muchas casa de pueblo y se visitaba la cuadra me dice que eso era en los años 50 y 60 mientras me mira las manos (anda que no me lo pasaba bien lavando con las amigas que carajo).

Si añado cosas como que los pañales no eran desechables y se limpiaban a mano grita un ¡qué asco!.

Si hablamos de música me pone en el móvil canciones que desconozco a pesar que presumir que me encanta y de saber bastante sobre el tema( y sé). Eso sí, no le hables de Piaf porque cree que es un taco.

Tras una de estas conversaciones decidí callarme el resto de cosas que viví, que disfruté porque comprendí que nunca entendería, que no estaba dispuesta a salir de su mundo para imaginar escasamente 35 años.

Sí, también tuve 21 años y escuché lo que había pasado anteriormente. Me fui de fiesta y empalmé con la oficina (ni pensarlo hoy en día). Me comía el mundo inconscientemente y me atraganté muchas veces. Hoy me lo sigo comiendo eligiendo el trozo que quiero y qué bien me sienta coño!

Cuando tenía 21 escuchaba que los 40 era una de las mejores edades para una mujer porque se conoce una mucho mejor, porque ya ha vivido. Me quedaban entonces tan lejos!

Hoy faltan sólo unos meses para cumplirlos y no los cambio por los 21 .Me quedo con lo que hice yo en esa edad, me quedo con Piaf y cientos más de aquella época, de la anterior y de la posterior. Con mi madre locutora de radio descubriéndome toda aquella música de los 50, 60 y 70 que nunca he olvidado.

Me quedo con los recuerdos que me hacen apreciar las comodidades que tengo hoy en día. A veces canto un bolero o una ranchera dependiendo del día; bailo con los Beatles o los Rolling y añado a Lady Gaga.

Me quedo con la tele en UHF, con Verano Azul y mis Juegos Geyper- Con la Play y mi juego de Zelda. A veces veo 2 rombos en la esquina derecha de mi Tv –

Mis meriendas de pan y chocolate, de pan con vino y azúcar. La manzana en el bolsillo y un bote de Cola-Cao con una negrita en la etiqueta. Con mi botella de Emilio Moro en cenas en casa con amigos.

Mi MP4 y las cintas de aquellos años que me resisto a tirar por mucho que mi madre lo intente. Con la movida de los 80 y el pelo “cardado”. Disfruto una noche en la disco con música de ahora-Echo de menos la parte de los lentos. Chupa de cuero y laca.Guardapolvos para quien los recuerde.

Cuestión definitiva: me quedo con mi vida, con mis años vividos y los muchos que me quedan por disfrutar. Que se quede con sus 21 que yo disfruto de mis 39 largos como buen cogollo.

Nota: Imagen tomada de la galería de Silvia Luquez.

jueves, 14 de julio de 2011

Maletas que corren y mi maleta roja



Jueves y viernes de verano, se acerca el fin de semana y en todos las esquinas de Madrid se escuchan las malditas ruedas de maletas que se van a la playa, a la montaña, al pueblo. Allá donde las llevan, que eso es importante.

Tengo una maleta roja que tiene identidad y sobre todo, personalidad propia y que me habla cuando quiere salir del armario.

Esta maleta roja ha salido ya del guardarropa: porque es mayor, porque no se considera ropa en absoluto y porque ya sabe lo que quiere .Parece que autosuficiente, manifiesta que es libre para seguir camino allá donde quiera.

Cuando escucha a través de la ventana esas parientes que van tras las “dueñas” dirección metro cercano comienza una retahíla de palabras mal sonantes mientras patalea a pesar de mi miedo que raye el suelo.

No digo nada mientras ella sigue refunfuñando. Oigo mientras escapo como reivindica su lugar y su manera de indicar el cómo llegar sola hasta la siguiente entrada del metro. Luego suelta que no era necesario que se bajaran en Chueca salvo que fueran a morir en un intento de sábado noche .Con lo fácil que era bajarse dos paradas antes y llegar despacito abriendo camino mientras se mira el paisaje.

Cuando esto pasa repasa su primer viaje a Bruselas y los golpes que le dieron al salir en la cinta del aeropuerto. La verdad es que yo también me asusté pues acababa de salir del país y no la habían tratado bien. A mí no me reprocha nada porque pudo ver Ámsterdam, Brujas, Gante y Breda entre otras mientras curaba sus heridas.

De vez en cuando mi maleta roja saca la “manecilla” y me pregunta: Guardiana, esta año tampoco nos vamos de vacaciones?- Yo, que ya me quedé sin respuestas le enseño las últimas vacaciones en Noruega para que se vea en el puerto de Copenhague, al lado de nuestro barco. En la cubierta entrando en Oslo, el mercado de pescado de Bergen y alguna más en las que se siente protagonista de mis momentos.

Luego, tras secarse alguna lagrimita me mira y me dice: Guardiana, esperamos un poquito más que ahora es la época donde todos salen. Ya llegará nuestra hora, porque nosotras nunca hemos salido con este calor asfixiante.

Sé que lo dice para aliviarme, conozco ese tono mientras se dirige a su lugar mientras murmura palabras en un idioma “maletero” que desconozco. Distingo entre susurros como va contando sus viajes a mi lado, como disfruta montando historias y dando detalles de cada lugar, cada hotel de 5* en el que ha dormido en enormes camas donde nunca vio los extremos y muchas más anécdotas que se guarda pícaramente.

Sonrío mientras la escucho y en ese preciso instante logró oír: tranquila Guardiana nuestro tiempo aún no ha llegado, se está preparando y qué carajo!, aún hace calor, esperemos nuestro momento. Sigo como si no hubiera escuchado nada y se me escapa un: ¡qué razón tienes querida maleta roja!

Nota: Mi sencillo homenaje a mi querida maleta roja que me sigue esperando. Ella sabe que seguiremos viajando…pronto


sábado, 18 de junio de 2011

Sosiego en el Faro





Acabé las reformas. Se acabaron los ruidos, esos olores a pinturas de colores, terminó el tener cajas llenas de cosas que aún tienen cosas que sirven y que necesitaban ser colocadas en su lugar. Están ordenadas.
Despejé aquellas que ya no me servían repletas de cosas que ya no importaban. Creo que quedan un par que necesitan algún tiempo para saber dónde ubicarlas.

Mi faro está inmaculado, como si fuera nuevo y estoy dispuesta a estrenarlo como si fuera la primera vez. Esta noche de principios de verano me senté en la linterna reluciente con la escasa luz anaranjada de una lámpara en el interior.
La bombilla gira y gira haciendo su trabajo mientras observo el horizonte con un cigarrillo entre mis dedos. –La brisa se lleva el humo que expulso hacía países de ensueño que están en mi mente. Disfruto del momento y de la brisa que baila entre el cabello. Cierro los ojos y respiro. No hay nada. Yo.

Me acompaña el girasol que busca cada día el sol para girarse, dos calas y las gardenias que me recuerdan a un Buenos Aires en primavera. Uno superviviente, aún luchando por salir adelante, y su hermano mayor repleto de brotes nuevos y alguna flor que me lleva a otro tiempo.
Silencio, escucho el silencio acompañado de alguna luz en el horizonte. Algún barco que cruza por las aguas que me rodean me guiña el ojo saludando. Levanto mi mano sabiendo que no me verá. Sigo aquí y quizás no me ves pero estoy segura que me sientes.

Esta noche, quizás mañana al amanecer, ella entrará por la ventana que despistadamente dejé abierta y me abrazará. Tal vez me despierte el olor a café y pan tostado y en la cocina me espere regalándome su mejor sonrisa.
Adivino que se meterá en mi cama y me susurrará algo al oído. Acaso me convertí en maga rodeada de ollas repletas de hechizos y lanzadora de deseos. Cualquiera sabe.

La luna con resaca de eclipse se ríe conmigo tras la ocurrencia. Ella también sabe que mañana ella estará aquí para darme los buenos días

jueves, 26 de mayo de 2011

Puntillas y paso firme.



Esto de renovarse es la leche, entre mano y mano de pintura una va pensando en colores nuevos y en colocar cosas que antes no entraban en mi espacio. Es como si el Faro aumentara de tamaño y se convirtiera en una gran mansión que no tuve y que quizás deseo. A saber.
Mientras estoy con paleta y rodillo pienso en las veces que he estado andando por la vida de puntillas con el miedo agarrado en la planta de los pies. Recuerdo las ocasiones en las que pesaba más el temor a dar ese paso y el sobresalto de molestar por dar esa nueva pisada en esta historia.
Durante el tiempo que empleo en quitar el polvo para que se vaya por la ventana inventada, me planteo la cantidad de gente que me he encontrado con miedo a salir a la palestra con la tiza en la mano e intentar resolver el problema que tiene entre manos. Ni con tizas de colores. No hay manera aunque eso sí, excusas las hay a millares.
Atenazados por el desasosiego del qué dirán, del cómo lo haré, qué pensarán, metiéndolos en sus bolsillos para sacarlos en la puerta de su casa y hacer lo que desean porque nadie los ve.
Entre sábanas y a solas nadie excepto dos saben lo que ocurre entre pliegues de más miedo. Cuidado, peligro de descubrir quién soy y a quién amo .Paleta de hormigón armado recubierto de hierro. No sea que se descubra.Shissss
Sigo con la bayeta y evoco la cantidad de veces que me escondí, que hice mil y un requiebros para seguir viviendo como pensaba que quería vivir y acabar en el mismo lugar. Demasiadas vueltas en círculo que acabaron por marearme. Casi siempre por el miedo de la otra persona, siempre claudicando mi voluntad, siempre “culpable” de algo que no era mío.
Cuando llego a la linterna del Faro para darle otra pasada de luz (que no falte), me doy cuenta que he vivido con el sobresalto de los que a mi lado estaban, metida en trincheras esperando, y deseando, que no llegaran las balas a rozarme el flequillo. Qué tontería por Dios, me acabo de cortar el pelo. Frente despejada y cabeza alta.
Me da tiempo a bajar y acercarme a la tienda de la isla de al lado para comprarme unos zapatos nuevos con suela de dibujos. He decidido dejar marca en el suelo, pisar fuerte y dejar huella.
Qué carajo, si hay que caer, que sepan quién soy, que yo, afortunadamente, ya lo sé.

sábado, 23 de abril de 2011

Reformas en el Faro






Hace dos meses aproximadamente comencé una reforma total en el Faro porque sinceramente lo necesitaba. En un primer momento pensé en contratar una cuadrilla que lo hiciera, más por comodidad que por otra cosa. Pronto me di cuenta que no funcionaría y que debía ser yo misma quien cogiera la lija para limpiar las manchas en la pintura de la base, los roces en la madera de la torre y su interior.

Por muchas razones debía limpiar los rincones de recuerdos absurdos y sin valor aparente, las esperanzas que se perdieron en una noche de tormenta, las ilusiones que aún quedaban encima de una mesa que no pegaba en el interior. Teniendo en cuenta que el Faro no dispone de rincones, este trabajo me llevaría más tiempo del deseado.

He revisado la ubicación y mi base de apoyo para comprobar que los cimientos se encontraban en buen estado y así ha sido. Mi equipo de sirena y radio funcionan bien pero había algunas emisoras que ya no utilizaba por lo que directamente las borré de la memoria para sintonizar nuevas.

El fuste necesita pintura y rehacer la marca que me identifica para que me vean de nuevo y no se pierdan. Debo cambiar los peldaños de la escalera de caracol para que la subida sea más fácil y cómoda y dar lustre a la barandilla donde me apoyo en noches de borrasca. Lo más importante es no perderme yo.

El torreón necesita una mano de pintura de cariño y la cámara de mi servicio una remodelación de muebles y espacio. Debo dejar lugar para lo que venga y tirar lo que no necesito. Quiero tener una torre hermosa.

La escalera mayor la dejo como está por su buen estado, al parece es difícil que se llegue a esta parte y la mayoría se queda en mi fuste, no se atreve a subir y descubrir lo que hay arriba.

En cuanto a la cámara de iluminación y la linterna, pues sencillamente la limpiaré con mi mejor tela para que ilumine aún más, la abrillantaré de tal manera que pueda llegar a cualquier marinero perdido, a cualquier barco con dificultades de atracar en puerto seguro. Quizás deba cambiar la óptica, ya lo pensaré mañana.

Finalmente aprovecharé para arreglar el jardín .Plantaré jazmín y alguna dama de noche que harán que mis noches en vela sean oasis de confidencias y me impregne el aroma de un nuevo amanecer en todos los sentidos. Cortaré el césped para poder acostarme sobre su mantón verde y quizás cultive alguna margarita para pasar el tiempo entre un sí y un no. Claro tengo que en la entrada van gardenias.

Creo que quedará muy bien esta reforma, estoy convencida que la luz de mi linterna será la que más brille. Aunque ahora mismo lo único que escucho sea el ruido ensordecedor de toda la maquinaria que necesito para realizarlo. Tiempo al tiempo.

domingo, 13 de marzo de 2011

Rojo, par y gana





Esto de la vida no deja de ser un juego y más vale que apuestes porque la bola comienza a rodar. No es consejo porque ya se sabe que desde mi Faro no se dan ya que son gratis y todos los regalan. Yo hablo desde la experiencia y tu eliges que hacer.

Os cuento que tuve que optar por un color entre los muchos que había y mi instinto me llevó a un ramo de tulipanes rojos que paseé por Madrid un día de primavera en pleno mes de Febrero hasta que llegó a las manos que los esperaban tras un beso vergonzoso y un abrazo deseado.

El número salió solo porque yo era de impares y siempre al uno, yo misma, que no me suelo fallar y casi siempre gano .Una a veces también se equivoca en la elección y las ganancias se convierten en bancarrota dejando pobre a este corazón ansioso de amor.

Puse mi ficha en la casilla del dos en el tapete verde del destino

Seguí el rastro y encontré junto a los tulipanes un cuadro apoyado en la pared con pinceladas del mismo tono y una vela de vainilla anaranjada que vistió sus labios carmesí para la ocasión a la espera de incontables besos que no tardaron en llegar.


Aun así lo dioses de algún Olimpo por el que me paseé en una de mis muchas vidas quisieron obsequiarme con un vestido del mismo color que ya era ganador y tuve que quitarlo con manos temblorosas para saborear el fruto que me esperaba. Su sabor aún se pasea por mi boca esperándome.

Esa canica inconstante e improbable dejó de dar vueltas y paró tras varios saltos mortales. Oí una voz dentro de mí: Rojo, par y gana. Coño, esta vez había ganado y así lo anunciaba unas luces de neón, como no, de letras rojas.

Quedé tan sorprendida y deslumbrada que me busqué a mi misma para comprobar si era un sueño, broma o una deliciosa realidad. Me encontré entre dos brazos que me abrazaban, dos labios que me susurraban, dos ojos que me miraban, dos piernas que se encadenaron a mi cintura, dos palabras que me excitaron, dos pechos que me sedujeron, dos manos que se perdieron en mi cuerpo, dos entre muchas otras sonrisas que me desarmaron.

Sí, me tocaba triunfar y aposté fuerte. Rojo, par y gana.

¿ Hay trato?

jueves, 24 de febrero de 2011

Motín en mi habitación





Este mediodía al ir a la habitación a dormir mi siesta me encontré un autentico motín en mi lecho.

La contramaestre almohada estaba encima de la cama con un sable en la mano derecha, un parche en el ojo izquierdo y el loro de la vecina de arriba sobre el hombro con un cartel que decía Manolo Forever.

Detrás de ella la sábana bajera me miraba fieramente mientras gruñía al lado de un enorme cañón, que no tengo ni idea de donde salió porque juro que cuando salí esta mañana no estaba. Amenazaba con encender la mecha. No me lo podía creer.

Aprovechando mi desconcierto la sábana de arriba y el edredón se situaron a mi espalda mientras ponían sendas pistolas apuntando mi sien (lo sentí, que no lo vi porque ni se me ocurrió moverme). Un calcetín se sumó a la revuelta y se metió en mi boca gritando venganza mientras su siniestra risa me helaba la sangre. Malditos grumetes.

Entonces habló la traidora ( ya no recordaba las noches que la abrazaba en mi camarote?) para decirme que ya no aguantaban más .Estaban hartos de mis últimas noches en la cama. Relató con detalle las batallas campales que tenía con ambas sabanas de tanto moverme, la almohada judas se quejó que la abrazaba demasiado fuerte, que se ahogaba y que esos abrazos y besos no le pertenecían, no los quería.Me exigió que me los llevara y entregara a quien corresponde. Reclamó su espacio.

El edredón apretó esa pistolita aún más en mi sien para decirme que se negaba a pasar las noches en el suelo, que su sitio era encima de mi cuerpo. Empecé a temblar porque no tenía ni idea de las reivindicaciones del loro Manolo y temí que el colchón desertara.

Ay Dios, hay polizones en mi armario y también se levantarán en armas? Tanto te había buscado estas noches? No era consciente de cómo mis deseos te pretendían hasta ese momento.

Solté un suspiro largo, profundo y cerré los ojos deseando que estuvieras aquí para sacarme como en las películas de piratas en blanco y negro. Tu luchando con la maldita almohada y el loro Manolo revoloteando en la cubierta de nuestro barco deseado. Obvio que ganabas tú y luego me cogías por la cintura para besarme mientras salía el cartel en letras góticas : The End

No tuve más remedio que rendirme cuando el loro Manolo comenzó a mover sus alas mientras despotricaba por el pico que quería ir a su casa y me tiró una pluma verde con tu nombre. Se pegó a mi piel y aún sigue aquí.

La ingrata contramaestre me entregó un papiro con sus peticiones mientras me miraba retadora:

1. Te tranquilizas y traes aquí a tu anhelo y se acabaron tantas vueltas buscando.
2. Te vas a su cama y nos dejas tranquilos durante unas noches.


Sigo en al misma posición pensando. Me ahoga el calcetín, el loro Manolo se está poniendo nervioso y la sábana bajera acerca el fuego a la mecha. Oigo un tic-tac y me caen gotas de su sudor por la frente .Dime, qué hacemos?

domingo, 20 de febrero de 2011

Desasosiego





Llevo todo el domingo con el desasosiego metido en el cuerpo. Comenzó esta mañana cuando camino del trabajo se complicó por la niebla que me desagrada una barbaridad para seguir las veces que bajé a fumar y una enorme grúa se empeñaba en subir al tejado del edificio enormes bloques de no sé qué por encima de mi cabeza y yo moviéndome como anguila en el agua.

La jornada ha estado repleta de momentos en los que quería escapar por un agujerito que no existía por el ambiente que se creó y el regresó a casa fue una cuenta atrás porque mi coche, Benito José Manuel, se estaba calentando.

Como el día ya estaba predispuesto y yo, he de decirlo, también, no encontré aparcamiento y lo dejé en doble fila mientras comía como los pavos (nunca he visto comer un pavo, pero se dice) pendiente que pitara algún vehiculo que quisiera salir. A los 5 minutos y con la pasta en las orejas bajé para buscar de nuevo.Tuve suerte.

La desazón continuó y no pude conciliar el sueño en mi descanso de la tarde, A la media hora estaba con los ojos abiertos como platos (nunca he visto un plato con ojos ) y decidí levantarme cuando ya no tuve sábana que enredar.

Directa me fui al sofá del salón y tomé el mando a distancia en propiedad a pesar de las protestas de mi madre (para un día que me pongo a ello). Pasé por los casi 400 canales y me quedé en varios: un de cocina, como se fabrican escopetas de caza, documental de universo, la historia de la humanidad y otro sobre los espías de Franco. Total, que no vi nada y ellos tampoco me vieron a mí.

Llamada de telefono y 10 minutos de tranquilidad, sosiego y tirada encima de la cama revuelta hablando. (Gracias).Luego pasé de nuevo por los 400 canales y pico varias veces hasta que mi padre me pegó un bocinazo y decidí parar porque no encontraba sitio donde ponerme.

Cocina y mi madre preguntando que pasa que parece que tengo el azogue (esa palabra siempre me ha dado respeto, la verdad). Me hago un cigarrillo, me pongo una cerveza, me meto en la terraza y preparo la ropa para mañana, Recojo la habitación , otra calada al cigarrillo, sorbo a la cerveza. Tiempo record que he tardado en todo esto: 5 minutos.
Estoy en el libro Guiness .Intranquila, cansada, comezón, yo qué sé lo que tengo.

No encontré lugar hoy por lo que decido irme a la cama. Mañana lo pensaré decía Escarlata, no voy a ser yo menos que ella.

lunes, 7 de febrero de 2011

De nuevo imaginando








Esta tarde se me fue la imaginación a lugares más cálidos que mi realidad actual.

Por alguna razón estaba a tu lado recostada sobre tu pecho en un sofá que no existe mientras hablábamos de nuestro día. Tú me contabas y yo susurraba. Tu mano paseaba por mi pelo relajándome y llevándome a un sopor del que sólo me podía sacar tus caricias, tus dedos presos del deseo.

Sin fuerzas apenas para moverme fuiste tu quien lo hiciste para acomodarte y quedarte más cerca de mí .Tus pechos se insinuaban sin querer ante mis ojos que luchaban por abrirse.
No había Tv, no había gente ni bar , estábamos solas. No había reloj ni cuco, no había llamadas, ni móviles ni fijos. No había números que marcar, ninguna voz gritaba. El silencio llamaba nuestras voces mientras me acunaba tu respiración y nos acompañaba una luz tenue de un salón que también me inventé.

Imaginé entonces que me quedaba dormida así, en esa postura tan cómoda mientras tu calor me abrigaba, me envolvía. Así pasé hoy mis once horas de trabajo a un grado de temperatura.

Ahora me queda irme a la cama y quizás sueñe que imagine eso y más. Restan 6 horas para ello, aunque es verdad que siempre me queda la imaginación sino llega ese sueño.






jueves, 6 de enero de 2011

Cambiar el mundo en 14 días

He estado 14 días trabajando en una residencia de ancianos durante las vacaciones de Navidad, uno de esos puestos de suplencia en los que haces mil y una cosas.

Catorce jornadas en las que compartí conversaciones, risas, bromas y montón de cosas más. Sin embargo, alguien que trabaja allí desde hace 26 años me decía que no intentara cambiar el mundo, que no renovara nada de su vida pues ellos añoran a la familia que no les visita, a los suyos que no les llevan a casa por Nochebuena ni Navidad, aquellos que les dejaron allí por comodidad y dejados en un olvido que no se puede ignorar. Yo tenía prohibido hacer nada para compensar, no debía regalar, ni siquiera intentar modificarlo.

No, yo no quería dar un cariño que no pertenece, era yo misma. A Eugenia, esa señora de 90 años que cambiaba sus relojes en la noche, le ponía todas las mañanas sus cuatro relojes al minuto mientras me llamaba cariño y me preguntaba una y otra vez si estaban bien. A Luís, el más serio y cascarrabias de la planta le saqué varias sonrisas tras hacerle la cama cantando Susanita tiene un ratón .Tras esto me veía y me regalaba otra más. Con Dolores me reí haciendo su cama una y otra vez hasta que estaba satisfecha. Con Constantina me costó más: no habla y se cuela en el comedor para coger un sobre de azúcar y comérselo tres o cuatro veces en la jornada. La veo y la llevo a su habitación mientras pone una risa angelical de no hacer nada. Me desarma

Con Antonio, parapléjico que toma manzanilla doble en el desayuno hablo de fútbol y hacemos quinielas. Victoria, rociera de Jaén, me da las gracias por hacer su cama como desea. Luisa no me dice buenos días hasta las 2 de la tarde porque no le da la gana. Pedro me grita cuando entro en su habitación que no ve y Asunción me acusa de haberla dejado sorda y muda cuando intento entrar en su territorio para limpiar.

Teresa no habla pero me mira pidiendo una palabra, una sonrisa que no me cuesta, Agustina me acusa todos los días de no ponerle el desayuno y que le duelen los pies. Tras repetirle 300 veces que lo ha tomado le digo que se siente para el dolor que tiene y me da las gracias porque ya no le molestan.

A Valentín le abro las galletas en el café para que pueda sopear que es lo que le gusta y a Euxperina se lo preparo como si fuera para mí. Con Marciana me río en el comedor mientras cantamos lo que nos da la gana con el cazo en la mano, la marchosa del grupo que no puede comer pan y lo esconde en su silla de ruedas.

Luego, un día cualquiera en la que la familia viene a buscar a algunos me reclaman para despedirse, para dar gracias. Abrazan, besan, me lo regalan todo. Esta vez me emociono yo.

Después Marciana me canta en mi último día “gracias por venir” mientras asoman lágrimas en sus ojos, Victoria me pide que me despida, Dolores que vaya a comer roscón de Reyes y Eugenia llora porque nadie le va a poner sus relojes en hora.

Media hora antes de irme, Victoria me da las gracias por cambiar su vida en 14 días, por cada palabra, cada atención, Luís me habla por primera vez para preguntarme por qué me voy, y Marciana promete ir a Dirección para pedir que regrese.

Sí, quizás no cambié el mundo en 14 días, seguramente hoy ya no se acuerden de mi nombre, probablemente soy aquella chica tan maja que pasaba por allí y les escuchaba. Quién sabe lo que seré para ellos, yo sé que se puede cambiar el universo completo porque ellos lo han hecho conmigo, lo sé porque di sin pedir nada a cambio y llevo mis bolsillo llenos.

Lo sé porque hoy me acuerdo de cada uno de ellos sin preguntarme si lo hacen conmigo. Lo sé porque lo siento bien dentro.
Este es el humilde homenaje que puedo hacerle a todos ellos, deseando que si un día me encuentro en la misma situación, haya alguien que intente cambiar mi mundo en catorce días, que ponga mis relojes en la hora que quiero y que me cante lo que estoy olvidando. Que me llame guapa y que ofrezca las buenas palabras sin nada a cambio.

Sí, el mundo se puede cambiar en días y yo soy testigo de ello porque han cambiado el mío.Va por vosotros!