"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


sábado, 10 de diciembre de 2011

Doctor, ¿qué me pasa?



Va uno a la consulta del médico y cuando se sienta le dice: -Doctor, no me encuentro bien.

-Dígame, ¿qué le pasa?

.Me duele la cabeza mucho, tengo tos y por las tardes me sube la fiebre. Me duele todo el cuerpo.

-Tiene usted un resfriado.

Vamos, que esto pasa todos los días y es fácil ¿no? Entonces, ¿qué pasa cuando yo pregunto qué le ha pasado al coche? Pues que me encuentro con contestaciones tales como:

-No lo sé, no soy mecánico ó “dígamelo usted”.


Yo no quiero que me digan que tienen la trócola del eje izquierdo de la rueda derecha roto (vamos, que este es un hacha de la materia), pero ¿tan difícil es explicar que no arranca o que se ha parado en marcha? Es distinta, bien distinta una cosa de otra.


Pues es difícil. Desde el “se me ha parado”, “me ha dejado tirado”, he tenido un medio accidente ( ¿qué es eso de medio? ¿Dónde se ha ido el otro medio? ¿En la siguiente llamada?), ó se me ha escacharrado hasta el que ha tenido un poco de accidente.

Por no hablar del que confunde el orden de los factores y te cuenta “me se ha parado el cabrón este”

Aquel que entra gritando diciendo que está en mitad de la carretera y que el maldito coche no arranca que debe ser la batería. Perdone, en mitad de una carretera se para usted y ¿no le arranca? Anda ya. Y encima le dices que la batería no puede ser si iba en marcha y te contestan que qué carajo sabes tú. En fin.


Por favor, tampoco me llame diciendo que está en el parking de un “puticlub” contándome que el coche se calienta y para colmo cuando llega la asistencia no le encuentran al lado del coche porque se está tomando algo dentro .Así cualquiera se calienta.

Y si es tan amable, cuando le pregunte por la matrícula del vehículo no me devuelva la pregunta esa que odiamos de: ¿la matrícula del coche? No caballero, la del triciclo del niño que ha pinchado en la carretera.


Para terminar, como siempre, la avería más aplaudida del turno:

-¿Qué le pasa al coche señor?

-La palanca de las marchas está flácida.

Ole tus huevos (con “g” claro) querido asegurado, nunca mejor dicho.