"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


sábado, 30 de enero de 2010

Te quiero a reventar




Esta noche cuando regresé a casa mi sobrino Álvaro estaba aquí para dormir con nosotros. Tiene 8 añitos, unos ojazos que te pierden y una sonrisa que te desarma.

Estaba ya tan agotado que había que llevarlo a la cama, pero como le tiene miedo al no sé qué (¿de qué se tiene miedo a los 8 años?), hay que acompañarlo a la camita.

Así que me ofrecí y en la cama de 90 me acosté de canto a su lado mientras él intentaba no cerrar los ojitos.
En un impulso de esos que no sé de dónde salen se dio la vuelta y se me quedó mirando de frente mientras me decía: “Tía, te quiero tanto que te reviento”.Su sonrisa deslumbraba y parecía que la luna que hay fuera se metiera entre los dos. Le pregunté que quería decir con eso, que si me iba a reventar de verdad de la verdadera. y esperé.

De nuevo su contestación simple me dejó sin palabras: “No, reventarte no, pero si te abrazo todo lo que te quiero te desintegrarías porque sería demasiado fuerte”.Me regaló otro te quiero mientras luchaba contra sus párpados. Su mano reposó en mi mejilla, sus piernas encima de una de las mías.

Y así sonriendo, se durmió en menos de cinco minutos. Al sexto abrió los ojos para comprobar que aún estaba a su lado. Y sí que estaba allí, con la ternura de su mano en mi mejilla, con su cara a mi lado, con mi cabeza pensando en qué fácil es hacer feliz a alguien.

Tan simple como una caricia, una sonrisa. Pensé en lo feliz que se es cuando alguien a quién quieres comparte, aunque sea de canto tu cama, la cama de un día, de una noche y pone su mano en la mejilla. Cuando te sonríen y la luna se mete entre las sábanas.

Cuando, simplemente, te dicen que te quieren a reventar. Y tú no sabes que contestar porque se ahogan las palabras en la emoción y te quedas con cara de tonta. Eso sí, una tonta que quieren a reventar. Todo un lujo, un privilegio.

lunes, 25 de enero de 2010

Arañar las paredes


Arañar las paredes con las uñas hacía arriba. Arañar las paredes con las uñas para arriba, arañar las paredes con las uñas hacía arriba.

Hace años que escuché esta expresión de mi amiga Pachi. Arañar las paredes de esta manera significaba más dolor, más desesperación. Me hizo gracia hasta que lo descubrí en mi primera ruptura sentimental seria .De aquella me quedé con las paredes de mi casa hechas jirones por dónde entraba un frío invernal en pleno mes octubre.

Tras ese episodio regresé a Madrid al nido familiar dónde creí que los muros eran más fuertes y duros. Ni mijita, pues de alguna manera y tras andar de aquí para allá, volvieron a salir grietas y regresó el frío en pleno verano.

Ni siquiera eso me hizo pensar mucho más en esa expresión andaluza que no dejaba de ser algo gracioso y tuve que irme al norte para quedarme sin uñas, sin paredes y sin lugar para arañar ya con la yema de los dedos. Y mira que era pizarra y piedra. Se quedó todo en humo de brasero casero con mala combustión de un carbón ficticio.

Esta noche en la que me crecen de nuevo las pezuñas y por supuesto las paredes que una se crea para que no le hagan daño, me siento optimista pensando que al fin y al cabo escarbo hacía arriba. Qué carajo, que de todo hay que sacar lo bueno. Habrá alguien que haga caer esos muros que yo estoy levantando a fuerza de lágrimas.

Aunque quizás, si fuera al contrario, un pozo de petróleo me estuviera esperando. Quién sabe. Antes aprendiz de pantera acelerada por la sabana y ahora gatita aspirante a principiante.Ayy...

Por lo pronto, hasta que pase un poco de tiempo no rasco nada, que estoy a la espera de saber si aún queda la capacidad de rasgar ese trocito absurdo e inútil que se te presenta a veces en la vida para mandarlo bastante lejos de mi .

Y mientras eso ocurre, espero sentada porque quizás San Martín llegue y se lleve un cerdo más con él. Es que yo no lo quiero. Es que ya tengo que hablar claro, que para eso éste es mi blog. Es que los sueños me atormentan, es que me canso que esta historia no acabe, es que así es imposible que una se cure.

FIN. SE ACABÓ SEÑOR MÍO.

jueves, 7 de enero de 2010

Reyes Ilusionistas




Noche de Reyes Magos que llegan en camellos de jorobas que hacen daño. Noche de Reyes brujos que se burlan de quién espera con sus zapatos bien limpios, porque a pesar de la edad aún una sigue con la ilusión que llegarán dejando algo al lado de mi calzado reluciente.

Noche fue y bien larga, que los esperé hasta las siete de la madrugada. Pero como vivo en un lugar bien distinto, éstos no llegaron hasta el día siguiente por la tarde. Me venció el sueño y finalmente me quedé con la imagen de mi infancia, de mis regalos, de los tres vasos de leche vacíos, de aquellos polvorones que se comían mientras yo esperaba mis regalos.

Me quedé estos Reyes con mi Nancy nueva en mi reminiscencia, en un juego de bolos con cabeza de conejito, en una foto en blanco y negro entre la nieve donde no me reconozco.

Noche de Reyes Ilusionistas que anunció por activa y pasiva las campanas de la iglesia cada 15 minutos. Cohetes y tracas siguieron para decirme que venían, que llegaban.

Yo en la calle con la lista de regalos, uno solo, uno bien claro y preciso: que me llevaran con ellos, que me saquen de este laberinto. Me daba igual si tenía que subir con escalera a una de las corcovas de sus camellos, si tenía que saltar a caballo e ir agarradita a la cintura de cualquiera Rey Mago. La cuestión era verlos, y que me regalaran lo que había pedido.

Noche de Reyes Nigromantes que tan bien lo hicieron que ni los vi ni me concedieron lo que pedí porque sigo aquí viendo como comienza a nevar.

Reyes Hechiceros que se burlan hoy de mí para dejarme como estaba ayer y antes de ayer. Ya no vale limpiar los zapatos, ya no vale tener ilusión, ni la carta, ni el mail, ni el msn por el móvil.

Noche de Reyes Brujos, que lo que ayer no me dejaron, seguro que lo traerán esta noche que comienza a nevar. O la noche siguiente. O la de mañana, quién sabe. Qué sé.

Noche de Reyes a secas hoy y siempre, pues sigo teniendo la esperanza y la ilusión. Y eso es lo que me salva.