"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


viernes, 12 de febrero de 2010

364 días aprendiendo a decir te amo





Se acerca San Valentín, ay perdón, que hoy puede ser San Valentín. Se acerca la fecha en que los enamorados se dicen te quiero, te amo. Se acerca el momento para que las rosas se paguen a precios desorbitados, para cenas románticas con recetas sacadas de páginas de Internet llenas de corazones rojos, más rojo aún que el propio rojo, y ositos de peluche con los más variados mensajes.

Deslumbran los besos con carmín escarlata pegados a la pantalla de un ordenador, los pétalos que caen en postales desde portales virtuales que venden cada ocasión a celebrar.

Se aproxima la fecha, ay perdón, quizás hoy es el día, en que disparamos nuestros “te amo” con flechas púrpuras y dirección única al corazón de la persona amada. Trescientos sesenta y cuatro días parece que estamos practicando esas palabras para que un día, un solo día, todo nuestro amor, todo nuestro romanticismo salga a flote.

Y yo reivindico los trescientos sesenta y cuatro días restantes para que no se nos olviden esas palabras. Reclamo la libertad para preparar mis cenas románticas cualquier noche que me apetezca, para llenar la habitación de velitas sin quemar las cortinas, para enviar varios ramos de flores a precio de uno de San, San Valentín comercial, para cerrar restaurantes con ambas, para alquilar avionetas que siembren el cielo con te quieros que tarden días y días en borrarse, eso sí, siempre y cuando disponga del dineral para pagarlo.

Yo pido estampar mis labios en el espejo donde se mira mi amor todas la mañanas acompañada de un post-it donde le digo “te amo”, hacer mi propia tarjeta para desearle un buen día con recortes de fotos nuestras, con hilos de colores alegres.

Yo requiero mi derecho para hacer un camino de pétalos con miles de flores desde la puerta de casa hasta donde me encuentro para que mi amor me encuentre cualquier lunes del año que no sea San Valentín. A susurrarle una canción bien cerquita en cualquier parque que no tenga el nombre de ese santo, a inventarme miradas tiernas con mensajes reales.

Quiero hacer lo que deseo cuando quiera, sea el santo que sea. Por qué no probar una cena romántica el 15 de Febrero? Por qué no decir lo que se siente el 17 de Mayo?

Yo quiero que todos los días sean San Valentín, que nadie me lo imponga. Porque mi necesidad de decir te amo no tiene día, no tiene fecha, ni momento. Sólo el instante, el impulso de decirlo. Feliz San Valentín, ayer, hoy y mañana mi vida.

Ahhh, ¿pero era hoy San Valentín?? O mejor dicho, ¿cúando quieres tú que sea San Valentín bendito?