"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


martes, 15 de septiembre de 2009

Nadar entre deseos



Como en las tormentas perfectas, hay que tener en cuenta que se necesita toda una serie de factores que se confabulen para que una se desnude y directamente se atreva a lanzarse de cabeza al mar de los deseos. Mejor no contar hasta tres y zambullirse con los ojos abiertos para deleitarse.

Tras el primer contacto intentas hacerte a la nueva situación y poco a poco te vas encontrando tan cómoda que incluso te atreves a flotar mientras miras al cielo azul y un deseo acaricia tu brazo lentamente, uno de tantos que se encuentran a tu alrededor y que absorta vas admirando añadiendo más deseo al propio deseo con el cuerpo amoldándose lentamente a la cálida atracción de las sensaciones.


Ya metida en aguas tranquilas y relajadas, es el momento de bañarse tranquilamente mientras los apetitos van aumentando. Alguna vez crees reconocer una ola más alta de lo normal sin intención aparente y falta poco para que una bocanada de agua salada me haga toser. No deja de ser anecdótico y hasta divertido.

Luego, tras la confianza que nace del interior se atreve una a bucear. Los mejores remos que tengo son mis manos, mis dedos, mi lengua si me permites decirlo, aunque ninguno de ellos me ayuda a la hora de perder el rumbo para dejarme arrastrar por tus aguas ya no tan tranquilas.

Sin aire extra que valga, la inmersión se convierte en laberinto de deseos con mapa incorporado a base de alguna caricia tímida por si me pierdo.

La ventaja de nadar entre deseos es la gran facilidad de movimiento que tienes, es la sensación etérea de estar suspendida por el hilo de tus besos, en la comisura de tus labios, en el verde de tus ojos, ingrávida. Es deslizarse entre una paleta completa de azules, verdes y algún turquesa que se coló en un suspiro que llega a su destino en mensaje sin cifrar.


Ahora ya sé lo que tengo que hacer, tan simple como acercar mi barca a la orilla. El fluir del agua y las mismas ganas son el empuje perfecto para que te acerques a mi.

10 comentarios:

  1. Miguel Ángel16 septiembre, 2009

    Qué bien escribes my lady. Da gusto leerte, de veras. miguel_angel@cupon.jazztel.es

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  2. Principito, gracias por las premisas, por traerme a la memoria el saber "nadar bien".Izaré las velas y dejaré que el viento me lleve sólo allá donde deseo.


    Me alegro te guste Migue Ángel

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  3. me suena tu "cara", he leido tu comentario en elmundo.es ... tu nombre empieza por R por casualidad?

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  4. Me temo que no,no tiene ninguna "R",lo siento

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  5. Una vez más muy bien escrito, Guardiana. Me encanta leerte.

    http://atasteofmustard.blogspot.com/

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  6. pues entonces creo que deberías conocerla, si no lo haces ya

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  7. sabes las tormentas son peligrosas siempre y entonces ninguna es perfecta por que lo perfecto no tiene erreores y los errores siempre son sintoma de estar mal hechos pero aun asi me gusta leerte y te sigo diciendo que hay sitios donde gritar alto y con fuerza sin tener que jugar a indios y vaqueros
    http://elmundodelthaur.bolgpost.com/

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  8. Voy a pasarme.. hoy necesito lanzar un par de susurros

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  9. La perfección y el peligro no tienen nada que ver. Un tiburón es perfecto en su estructura y su evolución para lo que necesita serlo, pero también puede ser peligroso para lo que se cruza cuando hay hambre. La idea de que solo lo seguro es perfecto se me hace muy pequeña, lo siento.
    En cuanto a ti "Guardiana"; Sigue encendiendo ese faro cada noche y ojalá que tu barca se acerque a la orilla deseada.

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  10. ¿Quien eres,amiga?
    lo que escribes no viene de lo humano si no de la divinidad

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