"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


jueves, 27 de marzo de 2014

Tapices sin colores







Botas de tacón en el baño. Pies que están lejos.  Pisadas que se pierden dejando la huella de la esperanza del nunca más. Pasos que nunca se darán. Rastro que aún te quema.

Llamadas pérdidas que nunca se miraron, velas que se apagan. Olor a vainilla y nicotina. Teléfono sin batería ni cobertura para lo que me quieras decir.

Suena un blues que  siembra de lágrimas y ritmo el salón. Copa en la mesa y cigarrillo que se consume. Compases lentos, piano que quiere decir algo y enmudece por el grito ahogado de la voz que ya no tiene nada que decir y se empeña en hacerlo. Imposibles que sigues intentando.

Pregunta que quema en la garganta y endulza los labios. Nunca lo harás.

Voz de mujer que se mete dentro mientras buscas la manera de sacarla fuera. Otro trago mientras susurras una oración para que se vaya. No se mueve ni una ni otra mientras  aumenta el cenicero no sólo de ceniza. 
Reposan recuerdos, lágrimas y sencillamente un retazo de tu vida que intentas borrar.
Un tipo que tienes enfrente sonríe enseñando su dientes amarillos y pides otra copa al camarero de la larga barba blanca. Se acaba el tiempo y el dinero. Rebosa la esperanza en ningún lugar, en ningún bolsillo. Estás en blanco en todos los sentidos.

Intentas colorear  alas azules a tus ilusiones pero las pinturas están mojadas, inútiles. Te empeñas  en soñar con un puede mientras te ahogas en multitud de quieros. Acuarela de absurdos en los que bañas tus aspiraciones. Al final sigues ante la pared en blanco sin saber que escribir, qué decir, qué dibujar.

No me busques entonces, porque tengo mis propios colores y mi particular espacio.

Sigue sonando el blues. Aún queda tiempo y alcohol. La mesa de de mármol sigue en su sitio y el camarero de la larga barba ha cambiado el cenicero.

El tipo de los dientes se ha largado. Mientras el mundo se mueve a tu alrededor tú sigues en la misma mesa, en el mismo lugar y con la misma canción.

Quizás, solo quizás sea la hora de cambiar de bar, de copa, de canción y de lugar. Si, quizás entonces yo apareceré. 

Sigue habiendo sitio para dos.



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