"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


jueves, 14 de julio de 2011

Maletas que corren y mi maleta roja



Jueves y viernes de verano, se acerca el fin de semana y en todos las esquinas de Madrid se escuchan las malditas ruedas de maletas que se van a la playa, a la montaña, al pueblo. Allá donde las llevan, que eso es importante.

Tengo una maleta roja que tiene identidad y sobre todo, personalidad propia y que me habla cuando quiere salir del armario.

Esta maleta roja ha salido ya del guardarropa: porque es mayor, porque no se considera ropa en absoluto y porque ya sabe lo que quiere .Parece que autosuficiente, manifiesta que es libre para seguir camino allá donde quiera.

Cuando escucha a través de la ventana esas parientes que van tras las “dueñas” dirección metro cercano comienza una retahíla de palabras mal sonantes mientras patalea a pesar de mi miedo que raye el suelo.

No digo nada mientras ella sigue refunfuñando. Oigo mientras escapo como reivindica su lugar y su manera de indicar el cómo llegar sola hasta la siguiente entrada del metro. Luego suelta que no era necesario que se bajaran en Chueca salvo que fueran a morir en un intento de sábado noche .Con lo fácil que era bajarse dos paradas antes y llegar despacito abriendo camino mientras se mira el paisaje.

Cuando esto pasa repasa su primer viaje a Bruselas y los golpes que le dieron al salir en la cinta del aeropuerto. La verdad es que yo también me asusté pues acababa de salir del país y no la habían tratado bien. A mí no me reprocha nada porque pudo ver Ámsterdam, Brujas, Gante y Breda entre otras mientras curaba sus heridas.

De vez en cuando mi maleta roja saca la “manecilla” y me pregunta: Guardiana, esta año tampoco nos vamos de vacaciones?- Yo, que ya me quedé sin respuestas le enseño las últimas vacaciones en Noruega para que se vea en el puerto de Copenhague, al lado de nuestro barco. En la cubierta entrando en Oslo, el mercado de pescado de Bergen y alguna más en las que se siente protagonista de mis momentos.

Luego, tras secarse alguna lagrimita me mira y me dice: Guardiana, esperamos un poquito más que ahora es la época donde todos salen. Ya llegará nuestra hora, porque nosotras nunca hemos salido con este calor asfixiante.

Sé que lo dice para aliviarme, conozco ese tono mientras se dirige a su lugar mientras murmura palabras en un idioma “maletero” que desconozco. Distingo entre susurros como va contando sus viajes a mi lado, como disfruta montando historias y dando detalles de cada lugar, cada hotel de 5* en el que ha dormido en enormes camas donde nunca vio los extremos y muchas más anécdotas que se guarda pícaramente.

Sonrío mientras la escucho y en ese preciso instante logró oír: tranquila Guardiana nuestro tiempo aún no ha llegado, se está preparando y qué carajo!, aún hace calor, esperemos nuestro momento. Sigo como si no hubiera escuchado nada y se me escapa un: ¡qué razón tienes querida maleta roja!

Nota: Mi sencillo homenaje a mi querida maleta roja que me sigue esperando. Ella sabe que seguiremos viajando…pronto


2 comentarios:

  1. guardiana, me atrevo a creer que tu maleta rueda como ese parche rojo que tenemos como corazon, son dos autonomas viajeras dispuestas al continuo movimiento..,a seguir la carretera de los sueños adquiridos.y a seguir la inercia veloz de los pasos de su dueña, pero mientras tu lleves las riendas, promete mucho!!! cuidado con los atascos...
    un saludo.

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  2. Pronto, muy pronto volveréis a caminar/rodar por ese mundo que ya os echa de menos.
    Besos

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