"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Antoine de Saint-Exupéry


martes, 28 de mayo de 2013

De compras





Lo de las compras no es lo mío. Sí, debo ser rara pero me molesta bastante eso de estar  de tienda en tienda probándome ropa una y otra vez.

Entrar en tiendas y buscar el vestido que me pueda quedar bien, esa falda que me falta para el top negro, o los pantalones que conjunten con los últimos zapatos de tacón.
Me molesta que invadan mi espacio, que entrando por la puerta tenga a tres dependientas o dependientes preguntándome  si me pueden ayudar. Si ni siquiera he visto nada!

No, no estaba preparada esa tarde para todo lo que implicaba ir de compras aunque mi armario me lo pida a gritos. Hoy no.

Otra cosa es el cajón de mi ropa interior. Hace días me envió un mail con un mensaje  de socorro para que repusiera ciertas prendas que se quedaron perdidas en la habitación de alguna de mis amantes. Aún no entiendo bien cómo.
Con esta duda me presenté en esa tienda de lencería que me pierde. Esa misma en la que nada más entrar me saludan, me preguntan cómo estoy y me ponen un café. Detallazo para esta tarde de compras y para mi ánimo.

Me debato entre braguitas y tangas, entre encajes y colores. ¿Picardías? ¿Por qué no? Me lo quedo, nunca se sabe cuándo surge una noche loca, para mía, para ella.

Aprovecho la ocasión para probarme un camisón corto de satén gris, en breve el buen tiempo llegará y es bastante cómodo para estar en casa. ¿Se llevó Sandra el azul en el último desfile  al que me presenté voluntaria? ¿En su casa o en la mía? Es curioso, solo acierto a  recordar la manera en que me lo quitó.
Como ya estoy lanzada, me atrevo con dos conjuntos de colores, digamos, atrevidos. Un naranja palo  que se confunde con el color de mis pechos y un azulón que me indican está de moda. Resultones, eróticos, cómodos. Ya estoy deseando enseñarlos.

No puedo dejar de comprarme uno negro. El negro siempre  me ha seducido. Siempre he seducido con el negro. Este es de fondo de armario imprescindible. No puedo creer que haya mujeres que no tengan ropa interior negra. 
Me llevo dos por aquello de las que no tienen, para compensar, ya sabéis.

Dos horas después saco mi tarjeta de crédito mientras me ponen todo en bolsas con papel elegante y cajas de colores. Me he gastado más dinero que si me hubiera comprado el vestido, el pantalón y la falda que me hacía falta para mis nuevos zapatos de tacones. Estoy eufórica.

No puedo esperar para ponerme todo. Esta noche quizás me anime a salir.

En el taxi de regreso a casa sigo sin entender cómo se me  ha quedado toda esa ropa interior en casa de mis amantes. Para alguien que casi nunca la utiliza es difícil de comprender.

No puedo dejar de sonreír.

1 comentario: